Han pasado tres décadas desde que Iñaki Urdangarin comenzó su relación con la infanta Cristina, pero hay una cosa que el exbalonmanista no ha cambiado y que ha mantenido en el inicio de su noviazgo con Ainhoa Armentia: el coche. Conserva el mismo vehículo y en él ha podido verse a ambas con más de 30 años de diferencia.
Ese coche es un Audi 80 blanco, un automóvil que dejó de fabricarse en 1996 y del que ya no se ven muchas unidades por las calles. A Urdangarin siempre le han gustado los coches clásicos y entre ellos los Audi siempre han tenido muy buena fama. Tecnología alemana, mecánica fiable y un diseño elegante a la par que deportivo han convertido a la enseña germana en una marca de las consideradas premium y no al alcance de cualquier bolsillo.
Ese Audi 80 fue un capricho que se dio el ex duque de Palma cuando tenía 25 años y ya era una figura del balonmano en el Barcelona y en la selección española, tras haber disputado los Juegos Olímpicos de Barcelona’92. Corría el año 1993 y Urdangarin se compró ese coche. Cuatro años después se casó con la infanta Cristina, a la que se pudo ver en ese vehículo en numerosas ocasiones, acompañada por la reina Sofía o incluso con sus hijos mayores.
Lo extraño es que se pensaba que Urdangarin había vendido ese coche a finales de los 90, tras conocerse que el vehículo había estado en el punto de mira del comando Barcelona de ETA, que lo había tenido vigilado. Y que había acabado en manos de la princesa Alexia de Grecia, prima de su mujer.
Pero algo no cuadra, porque el Audi 80 ha reaparecido con Urdangarin al volante en las escapadas que hace con Ainhoa Armentia a lugares cercanos a Vitoria-Gasteiz, donde residen. Así que o ha recuperado el coche o lo ha tenido escondido todos estos años y la venta no se produjo.