Cada uno se gana la vida como puede. Una influencer checa lo hace vendiendo sus pedos envasados en tarros de cristal y, aunque cueste creer, está ingresando alrededor de 45.000 euros semanales con ese negocio. Sí, hay gente que está pagando cerca de 1.000 euros por un frasco vacío con un olor, en principio, muy desagradable.
La protagonista es la checa Stephanie Matto, de 31 años y que saltó a la fama por su participación en un reality australiano. Tras años recibiendo propuestas de hombres y mujeres para comprar su ropa interior, su pelo o incluso el agua usada tras darse un baño, la influencer pensó que podía hacer negocio con cosas muy suyas, aunque fueran intangibles.
Así que le echó cara (y gases) al asunto y decidió envasar sus flatulencias. Y para mejorar el producto, lo acompaña con una nota personalizada para el cliente y con pétalos de rosa, que se supone que permiten que el olor se adhiera mejor y dure más tiempo.
La checa, con 275.000 seguidores en Instagram, ha conquistado las redes con un vídeo que ha subido a TikTok en el que explica su nueva actividad económica. Se titula Un día en la vida de una chica que vende sus pedos en un frasco y ya se acerca a los 7 millones de visualizaciones. "Soy una persona que ha aprendido a lo largo de los años a no tener vergüenza, a ser siempre abierta y a aceptar las rarezas de las personas", afirma en el vídeo, en el que asegura que esa reflexión fue la que le llevó a comercializar sus ventosidades.
Y Matto pone todos los medios para hacer bien su trabajo: en su dieta incluye, alubias, huevos duros, batidos, muffins, yogures y bien de proteínas para favorecer la salida de los gases. A esa gente que me dice que quién pagaría esas cantidades por un pedo les respondo que hacer pedos todos los días, y varias veces al día, no es fácil".