Hay gente que no sabe lo que tiene. Y luego gana un pastizal con ello sin comerlo ni beberlo. Durante 15 años, un matrimonio británico tuvo en su jardín dos esculturas de aire egipcio que se asemejaban a la esfinge de Gizeh. Las compraron con el convencimiento de que eran unas réplicas del XIX que adquirieron por unos cientos de libras y las colocaron en su jardín de Sudbury, al este de Inglaterra.
Llegado el momento tomaron la decisión de mudarse y decidieron vender ambas figuras. Acudieron a una casa de subastas y la locura comenzó. Empezaron en 300 libras y pronto comenzaron los rumores que desmentían la descripción dada por las casa de subastas que decía “par de modelos de jardín de piedra tallada del siglo XIX de esfinge egipcia”.
El descubrimiento
Solo acertó en lo de esfinge egipcia. A pesar de los daños sufridos por la exposición a la lluvia inglesa y a la vida en un pueblo, los expertos empezaron a reconocer una antigüedad de varios miles de años. Cuando acabó la puja en 195.000 libras, unos 230.188 euros, pasó a manos de los especialistas para ser avaluadas con más detenimiento, Llegaron a la conclusión de que pertenecían a la época del Antiguo Egipto, hace 5.000 años.
La casa de subasta comentó en un comunicado posterior que “La opinión fue que eran ejemplos genuinos del Antiguo Egipto, que de alguna manera habían pasado por la historia reciente como copias del siglo XVIII”, se puede leer en el comunicado emitido por Mander Auctions.
La pena es el mal estado en que se encuentran. De hecho, una de ellas se rompió y fue reparada con cemento por un albañil a petición de los dueños, lo que no ha contribuido a su buena conservación.
Origen
La teoría es que fueron adquiridas durante el periodo conocido como Grand Tour, cuando el ferrocarril inició el ahora conocido como turismo de masas y propició los viajes de largo recorrido de los británicos por Europa, especialmente el considerado cultural. “Acabamos por suponer que eran artículos del Grand Tour del siglo XVIII”, ha reconocido la compañía de subastas.
Ahora se está intentando averiguar cuál sería su procedencia para, entre otras cosas, datarlas correctamente. “Me pregunto dónde han estado durante los últimos 5.000 años. Es bastante increíble, de verdad”, sentencian desde la casa de subastas.