La madre de Isabel Preysler, Beatriz Arrastia, falleció el pasado domingo a los 98 años de edad. La matriarca de la familia ha tenido durante esta semana una despedida discreta, acorde con lo que ha sido su vida, siempre en un segundo plano.
Es conocido por todos que Isabel Preysler vino de su tierra natal, Filipinas, cuando era muy joven. Pero seguro que muy pocos saben de las raíces navarras de la 'reina de corazones'.
Isabel Preysler con su madre Beatiz, Tamara Falcó y otros miembros de su familia. Instagram
Y es que era precisamente su madre la que visitaba frecuentemente Navarra, tierra de sus antepasados.
Beatriz, o como la llamaban en casa, Betty, se trasladó a vivir a España cuando falleció su marido en 1992. Una vez en Madrid, le gustaba viajar por toda la geografía española, pero tenía predilección por Navarra, de donde procedía su abuelo, Valentín Arrastia, que emigró a Filipinas cuando todavía era una colonia española.
El bisabuelo de Isabel Preysler era un agricultor que trabajaba en una empresa de Estella que se dedicaba a la explotación de espárragos. Según ha podido saber Vanitatis, se trasladó a una plantación de azúcar, a Lubao (Filipinas) y cuando las guerras nacionalistas obligaron a los terratenientes a esconderse en la ciudad, Valentín permaneció en la plantación, por lo que al finalizar los enfrentamientos se quedó ya como propietario. Tuvo varios hijos y fue uno de ellos, Enrique, el que se casó con la nativa Teodorica Ramos dando lugar a nueve vástagos, entre ellos a Beatriz.
La ruta de Betty por Navarra
Cuando ya se instaló con su hija en Madrid, Beatriz se propuso conocer la zona de la que provenían sus antepasados. Y lo hizo de la mano de Julio Ayesa, uno de los relaciones públicas más importantes de los años 80 y 90. Según ha confirmado él mismo a Vanitatis, a Betty le encantaba visitar iglesias, monasterios, sus favoritos eran el de Irache y el de la Virgen del Puy, y disfrutar de la buena comida.
Isabel Preysler con sus hijos Chábeli, Julio, Enrique y Tamara y el relaciones públicas Julio Ayesa. DNN
Beatriz repitió la misma costumbre durante cinco años. Llegaba a Pamplona en tren, siempre acompañada de una amiga, y de ahí se trasladaba a Estella o a Olite dependiendo de las hospederías que estuviesen disponibles.
En la primera ocasión que la madre de Isabel Preysler visitó Navarra, quiso conocer Allo, pueblo natal de su abuelo Valentín. Allí la recibieron en el ayuntamiento y le dejaron llevarse la partida de bautismo de su abuelo.
Como curiosidad, desvela Julio Ayesa a Vanitatis, que Beatriz contó al pueblo que Valentín siempre mantuvo las tradiciones de su tierra natal. Así que todos los 7 de julio, día de San Fermín, organizaba una misa en la plantación para todos los navarros que vivían allí.