Seis años después de lanzar al mercado el Macan, Porsche lo somete a un tratamiento para retardar el envejecimiento. La intervención, tan sutil como poco urgente, saca brillo a un producto redondo; lo hace retocando el diseño y acrecentando las dotaciones, especialmente las tecnológicas. El renovado SUV propone dos motorizaciones turboalimentadas de gasolina: la que abre el catálogo entrega 245 caballos y está disponible desde 66.498 euros; la más vehemente procura 354 caballos y reclama al menos 75.421 euros.
El Macan puede considerarse un compendio del buen hacer de la casa de Stuttgart. Acierta a plasmar la esencia deportiva de los cupés de la casa en un envase de estilo todoterreno y proporciones medias (mide 4,7 metros de largo). Se convierte así en una de las opciones de compra pertinentes para quienes anhelan un automóvil de prestigio que sea emocional y al tiempo funcional. Es uno de esos purasangres con coartada familiar, un automóvil concebido para procurar sensaciones de pilotaje apasionantes, pero también para asumir de manera dócil y fiable cometidos domésticos cotidianos. A cumplir con ellos ayudan las cinco teóricas plazas y el maletero de 500 litros que ofrece.
El paso por boxes para el restyling reporta a este producto polivalente un toque de vistosidad y un incremento en las dotaciones. En el plano estético destaca la incorporación de un ribete horizontal de luces LED que realza la popa. Un ojo experto detecta, además, cambios en las ópticas frontales, que a la tecnología LED pueden sumar un sistema opcional de iluminación inteligente adaptativa. Hay también diferentes tonalidades de pintura exterior, así como llantas de 20 y 21 pulgadas con nuevos dibujos.
El equipamiento prospera gracias a la presencia de un sistema multimedia más moderno, provisto de una pantalla táctil de mayores proporciones (pasa de 7,2 a 10,9 pulgadas). El Macan 2019 dispone de avanzados sistemas de ayuda a la conducción como control de funciones por voz, navegación on line y asistente inteligente para situaciones de congestión de tráfico (por debajo de 65 km/h gestiona dirección, velocidad y distancia de seguridad).
Porsche anima esta entrega con dos bloques de gasolina sobrealimentados por turbo. La gama arranca con una adaptación del conocido motor de cuatro cilindros y dos litros, que ahora remite 245 caballos a las cuatro ruedas con ayuda de una caja automática de doble embrague con siete relaciones. Permite rodar a una velocidad máxima de 225 km/h, acelerando hasta cien en 6,7 segundos. A cambio, necesita un promedio mínimo de 8,1 litros de combustible y expele al menos 185 gramos de dióxido de carbono por kilómetro.
La variante superior Macan S resulta especialmente tentadora para el público más entusiasta que tenga manos y situación financiera solventes. En su vano delantero palpita la mecánica de seis cilindros en V y tres litros originaria de Audi, la misma que emplean el Cayenne y el Panamera. Dicha unidad desata 354 caballos. Con ayuda de la tracción 4x4 y la caja automática, certifica una velocidad punta de 254 km/h y un poder para acelerar de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos. Sometida a una conducción sosegada, tan efusiva interpretación del modelo se acerca a las cifras de consumo (8,9 litros) y emisiones de CO2 (204 g/km) obtenidas en la homologación.
Los planes de Porsche no contemplan la hipótesis de comercializar el Macan con motorización diésel. Lo que sí prevé la marca es lanzar versiones más potentes, de combustión e híbrida. En la cartera de su hermano mayor Cayenne figuran candidatas como la mecánica de gasolina con 440 caballos y otra mixta de 460.