El X4 es, en principio, la derivada cupé del X3. Pero también es mucho más. Su peculiar silueta, con un acusado declive en la zaga, marca la diferencia respecto al SUV hermano. Al mismo tiempo, capta la atención un tipo de público muy concreto, integrado por personas para quienes la estética constituye la gran prioridad. Aunque la ambiciosa y reciente renovación del X3 ya permitía aventurar una reedición del X4, esta sorprende por su alcance al ganar tamaño y empaque. El atlético candidato se sube al tren tecnológico de BMW y despliega un catálogo con siete motorizaciones, cuatro diésel (190, 231, 265 y 326 caballos) y tres de gasolina (184,252 y 360 caballos). La tarifa oficial del dinámico y esbelto crossover discurre entre 53.500 y 74.700 euros.

A pesar de que nadie daba un duro por él en sus albores, el concepto de todoterreno con carrocería cupé ha acabado cuajando en el mercado. La arriesgada y, al menos a priori, excéntrica combinación ha acertado a tocar la fibra sensible de una selecta clientela. La integran personas proclives al estilo SUV que no están dispuestas a renunciar a una imagen y a unas prestaciones deportivas. Ni siquiera cuando ese culto a la figura y a la fogosidad suponga, como es el caso, un sacrificio al espacio. Los partidarios de este tipo de formatos, cultivados casi en exclusiva por BMW y Mercedes-Benz, pagan con gusto el tributo a la habitabilidad exigido para lucir una silueta insólitamente esbelta para un SUV.

La puesta al corriente del proyecto X4 depara un aumento de proporciones que mitiga algo esa desventaja funcional respecto a modelos de carrocería convencional, como su referente directo el X3. Aunque los perfiles de ambos hermanos evidencian la nada sutil diferencia, el estirón dado ahora por el cupé lo capacita para asumir mejor ciertos roles familiares. Empeñados en acentuar las connotaciones deportivas, los diseñadores han hecho el modelo más largo, ancho y bajo. Y eso fomenta, de rebote, un incremento de la habitabilidad.

La nueva entrega presenta una longitud de 4,75 metros y una anchura de 1,91, lo que supone un aumento de 81 y 37 milímetros, respectivamente. La distancia entre ejes crece 54 mm., alcanzando así los 2,86, mientras que la altura baja a 1,62 m. También expande hasta los 525 litros el portaequipajes, que incorpora apertura eléctrica. De este modo, el X4 añade a su vistoso porte un plus de versatilidad que no tenía en la remesa anterior.

Su cuidada cabina, semejante a la del X3, puede acomodar hasta cinco viajeros. Ahora bien, debido a la inclinación del parabrisas posterior, mejor si son cuatro y los de atrás no superan el 1,70. Además, el nuevo diseño propicia perder hasta 50 kg y perfecciona sus cualidades aerodinámicas.

El fuerte temperamento de esta propuesta se pone de manifiesto en sus dotaciones. Oferta un amplio reparto de solventes y bien afinadas mecánicas. Todos ellas se vinculan a transmisión automática de ocho relaciones y transmiten su energía a las cuatro ruedas por medio del conocido sistema xDrive. A ese abanico motriz, BMW suma dirección y suspensión deportivas, complementos que en el X3 propone como extras.