El i20 es, en la actualidad, el segundo producto más vendido de la gama Hyundai, por detrás del solicitado Tucson. Esa importancia estratégica, a menudo eclipsada por lanzamientos como el del emergente crossover Kona, explica el mimo con el que el constructor surcoreano ha afrontado la reforma del turismo compacto. La intervención acomete dos aspectos esenciales en todo automóvil: la fachada y el interior, es decir, la estética y los contenidos; principalmente los técnicos. Además revestir su perímetro con un atuendo renovado según las nuevas pautas de diseño de la casa, el i20 pone al corriente sus mecánicas para cumplir las exigencias de la última normativa anticontaminación. La actualización depara una estructura de gama similar a la conocida, con tres formatos de carrocería -al inicial de cinco puertas se suman en breve la versión campera Active y el cupé de tres accesos- y un reparto de motriz integrado únicamente por bloques de gasolina (75, 100 y 120 caballos). La tarifa oficial discurre entre 16.515 y 21.985 euros; no obstante, acumulando todos los descuentos propuestos (hasta 5.895 euros), es posible adquirir un Hyundai i20 desde 10.620 euros.

Los retoques formales afectan, como es habitual, al semblante del vehículo, que llama la atención por su novedoso parachoques y, sobre todo, por la elegante parrilla con pespuntes cromados a modo de cascada. También varían algo la retaguardia y el dibujo de las llantas, siempre de aleación. La paleta de colores se amplía con algunas combinaciones bitono. Lo que no cambian es el tamaño del vehículo, que se mantiene en los cuatro metros justos, eslora suficiente para acomodar a bordo a cuatro adultos con enseres (habilita un maletero de 326 litros).

Las dotaciones de protección se enriquecen sumando, a partir del acabado medio, los avanzados asistentes de conducción y seguridad activa Hyundai SmartSense. Incluyen el avisador de cambio involuntario de carril, la alerta de atención del conductor, el asistente de mantenimiento de carril, el que evita colisiones frontales en ciudad y carretera, así como el cambio automático de luces.

La renovación del i20 culmina con la de su gama de propulsores. Hyundai descarta ofertar bloques diésel, y plantea dos de gasolina perfectamente afinados para contener el consumo y, por consiguiente, las emisiones contaminantes. A tal fin incorporan el sistema de parada y arranque automáticos que la marca denomina Idle Stop&Go.

Abre el repertorio el motor 1.2 MPI, atmosférico de cuatro cilindros que rinde 84 caballos, si bien Hyundai anuncia 75. Exclusivo de la carrocería de cinco puertas, acredita 170 kilómetros por hora de punta y emisiones de al menos 136 g/km de CO2, de acuerdo al nuevo, riguroso y más real sistema de medición WLTP que se implantará en setiembre.

El i20 utiliza también las dos variantes del motor 1.0 T-GDI. Este moderno tricilíndrico multiválvulas proporciona 100 caballos en una y 120 en otra. La primera da a elegir entre la caja manual de cinco marchas del 1.2 y la automática de doble embrague con siete relaciones (ofrece modos normal y sport); homologa 190 km/h de punta y unas secuelas de dióxido de carbono mínimas de 141 g/km. La más solvente, que se vincula a caja manual de seis marchas, mejora levemente la aceleración, manteniendo similares niveles de consumo y contaminación.