EL C-Elysée cambia de cara. El sencillo y económico sedán lanzado en 2012 ha arrancado la temporada con nuevo aderezo, que acompaña con una oferta tecnológica más amplia. Esta propuesta de Citroën goza del favor de una creciente clientela, que antepone el precio y la talla a cualquier otro criterio de compra. El C-Elysée es coche cumplidor que adopta un holgado formato de berlina clásica, es decir, con buen tamaño (mide 4,42 metros), cinco plazas y un maletero independiente de 506 litros; emplea mecánicas gasolina (82 y 115 CV) y diésel (100 CV). Su empaque queda algún escalón por debajo del que disfruta el resto de la gama de la marca francesa, pero lo compensa con una tarifa comedida que se convierte en su mayor aliciente: se puede adquirir por un desembolso mínimo de 11.100 euros.

Ese ajustado importe, obtenido incluyendo todos los descuentos (el promocional y el de financiación), es difícil de batir. Lo consigue únicamente el Dacia Logan. El resto de rivales con similar hechura (Fiat Tipo, Skoda Rapid, SEAT Toledo, etc.) quedan ligeramente por encima. A pesar de ello, Citroën rechaza de manera tajante cualquier insinuación que lleve a considerar al C-Elysée un modelo ‘low cost’. Para corroborarlo, la nueva entrega esmera un poco su apariencia e incorpora a su oferta algunos recursos propios de productos de clase media, como la pantalla táctil o el sistema de navegación conectada.

Las modificaciones estéticas ahora aplicadas no alteran las señas de identidad del modelo, aunque sí aportan una dosis extra de refinamiento a su porte. Procuran un frontal diferente, que confiere notoriedad al emblema de los galones (conocidos en heráldica como ‘chevrones’). El popular logotipo cobra mayor tamaño y se integra en las barras cromadas horizontales que conforman la parrilla. La escoltan la misma unos grupos ópticos rediseñados, que también crecen e incluyen dos conos de proyección. Nuevo es, asimismo, el paragolpes delantero, ligeramente más ancho para transmitir sensación de robustez. En su parte inferior presenta una generosa toma de aire plana, que separa unos huecos con perfil cromado donde se alojan los antiniebla y las luces diurnas LED.

A popa, el C-Elysée instala pilotos con efecto 3D para remarcar su contorno. El perfil revela las nuevas llantas de aleación que montan algunas versiones. La paleta de colores aumenta con la incorporación de una tonalidad azul y otra gris.

La ambientación interior gana algo de colorido. Presenta un pequeño reajuste en el cuadro de mandos (cambian los grafismos), una opción añadida de tapicería mixta tela-cuero y tres reposacabezas en el asiento trasero. A partir de ahora, el modelo brinda la oportunidad de instalar dos diferentes sistemas multimedia asociados a pantalla táctil de siete pulgadas. Uno es el Citroën Connect Radio, que aglutina las funciones de telefonía Bluetooth, reproducción del audio almacenado en el smartphone, gestión de aplicaciones del móvil y radio con mandos en el volante. El otro sistema es el ConnectNav, que además ofrece servicios de navegación conectada 3D; permite planificar rutas accediendo a información meteorológica y del destino (gasolineras, aparcamientos, hostelería, etc.).

El C-Elysée, que se ensambla en la factoría PSA de Vigo, no estaba destinado originalmente a los mercados de Europa occidental. La decisión posterior de la marca de replantear esa estrategia comercial se ha visto respaldada por la respuesta del público. El año pasado, 6.824 de los 65.200 vehículos Citroën que se matricularon en el mercado español fueron C-Elysée. Las expectativas del fabricante para el ejercicio en marcha barajan alcanzar las siete mil unidades del modelo; en el primer trimestre acumulaba ya casi 1.800 ejemplares entregados. La asequible berlina tiene en los profesionales del taxi a sus mejores clientes, puesto que absorben el 20% de las ventas.