bilbao - Javier Vizcaíno tiene la vista puesta en el día a día, en el programa de hoy y de mañana; pero también tiene una mirada con perspectiva que va más allá y acaricia planes y proyectos de cara a los próximos meses y temporadas. No es hombre de grandes revoluciones, pero sí le gusta dar sus pequeñas vueltas de tuercas y hacer que Euskadi hoy, su programa en Onda Vasca, evolucione de forma constante. Marca las señas de identidad de la emisora: cercanía e información que tenga su relevancia en Euskadi, que afecte al ciudadano que a diario sintoniza con él y comparte momentos de actualidad con el equipo del programa.
Un año, que por comparación, parece tranquilo para el mundo del periodismo.
-Aburrido no está siendo. Hay cuatro cosas en los horizontes que lo hacen interesante. El desarme y el juego de los diferentes pactos transversales. No nos vamos a aburrir.
Este año no vamos tener citas electorales, una pena para usted que tanto le gustan las campañas.
-Ja, ja, ja? Parece que no, no hay ninguna que nos afecte. Lo más próximo sería el hipotético referéndum de Catalunya, pero eso pilla lejos y ya veremos. Ni me gustan ni me disgustan las elecciones, pero cuando llegan sí que me resulta entretenido hacer el seguimiento. Me gusta mucho el programa electoral especial con toda la emoción, aunque luego en una hora y media esté todo solucionado.
Vivimos en un mundo revuelto y lleno de muchos titulares.
-No diría que mucho más que en otras épocas. Siempre nos parece que es así. Que el mundo está revuelto lo podemos decir ahora en 2017, hace cinco años y en 1983, cuando se cayó el muro en el 89 o cuando cayó la Unión Soviética en el 91.
Sin embargo da la sensación de que es más agitado.
-Van pasando cosas, pero no lo veo particularmente más revuelto que otras veces. Hay fenómenos nuevos, hay fenómenos que se sobreponen a otros; antes era la guerra fría y ahora estamos en tiempos de los populismos, de la xenofobia? No creo que estos tiempos sean más agitados que otros.
Pero nunca hemos tenido a un Trump de presidente de EEUU.
-No, pero hemos tenido a un Bush o a un Ronald Reagan, que eran tipos también muy peligrosos, aunque probablemente no tan particulares como este. Trump es un fenómeno para seguir pero tampoco es único en la historia. Quizá es bueno que haya un tipo así para que de repente nos entre la conciencia, nos paremos y pensemos: Esto está yendo muy lejos, vamos a regresar?
¿Regresar a la cordura?
-No sé si Trump es consecuencia de una enfermedad o un síntoma, pero si somos capaces de vencer al síntoma, a lo mejor paramos a tiempo. Sí me pareció extraño que saliera elegido, aunque ahora todo el mundo dice que era lo más normal del mundo. Puede hacer cosas muy gordas y muy graves, pero anda que no las han hecho también Bush, Reagan o incluso demócratas como Clinton, que tampoco fue una maravilla.
Trump anima el mundo informativo, da titulares.
-Sí, pero si puedo evitarlos, los evito. Cada vez tengo más claro en la información que nos tenemos que centrar, y es en la nuestra, en los temas que nos tocan más de cerca sin dejar de mirar a lo que está pasando en el mundo; si puedo evitar a Trump en nuestros programas lo evito.
¿Se impone la información cercana, la de kilómetro cero?
-La nuestra. Información cercana y vocación de país son las claves de nuestra emisora. Es la seña de identidad de Onda Vasca desde siempre, pero tenemos que renovar ese compromiso y cada vez más. No quiere decir que vivamos al margen del mundo y digamos que somos una isla, pero sí que interioricemos lo que nos atañe directamente.
Hay cosas en el exterior que pueden afectar Euskadi, ¿o no?
-Sí, por supuesto. El Brexit, ¿nos atañe? Sí y vamos a hablar del Brexit, no en general, pero sí de aquello que nos toca más cerca. Nuestra apuesta como radio es esta y es la que nos tiene que diferenciar, para hablar de Trump, seguramente, cualquier otra emisora nos gana por diferentes razones, tiene más medios, tiene corresponsales en el sitio? Nosotros tenemos que ganar en cercanía e inmediatez.
Es uno de los madrugadores de la radio, ¿qué tal se lleva levantarse tan pronto de la cama?
-Cada vez mejor. Hay algún día a la semana que te acuerdas del día que naciste; pero en general, bastante mejor que lo que en un noctámbulo empedernido como yo podría sospechar y con una siesta, que intento echarme a eso de los tres de la tarde, todo arreglado.
Mucho tiempo en la radio, ¿no?
-Los 25 años ya los he pasado, 26, 27? Creo que la primera vez fue en el 90.
Frescura, ganas, ilusión? ¿Es igual que al principio?
-Bueno, si te digo que sí te estoy mintiendo. Esa es la típica película que se cuenta. No es la misma ilusión. Hay muchas cosas de la radio que me siguen ilusionando como un idiota, eso ocurre cuando nos metemos en un proyecto nuevo, nos imaginamos una sección nueva que vamos a hacer?, pero ya no es la misma ilusión de cuando tenía 22 o 23 años, es una ilusión mucho más sabia y más tamizada; diría que más realista.
¿Realista y sincero?
-Ja, ja, ja? Sí. Puedo decir, no todos, pero hay días que salgo realmente feliz de haber hecho el programa. Salgo muy contento, otros días salgo muy jodido porque no han salido las cosas como quería, pero me influye lo que hago, para bien y para mal, todavía no me he convertido en un funcionario ni creo que lo vaya a hacer nunca.
Renueva sobre la marcha, nunca hace grandes revoluciones a principio de temporada.
-Si se me ocurre algo que se puede incorporar mañana, no lo voy a dejar para la próxima temporada. Estamos pensando en nuevas cosas para la próxima temporada y eso también tiene su aliciente, lo que puedes incorporar mañana y las otras cosas que estás acariciando y preparando y que sabes que vas a poner en marcha un poco más adelante.
Una mirada con perspectiva de futuro, ¿no?
-Es que una de las peores cosas de esta profesión es no tener perspectiva, no tener objetivos, el que todo sea plano, que tengas la sensación de que todo es igual. Pero aunque no tener perspectiva de futuro es malo en todas las profesiones, lo es más sobre todo en la nuestra que te ocupas del día a día y tienes la sensación de estar metido en lo que ocurre hoy y ahora. El saber que se pueden hacer más cosas es lo que te mantiene vivo en esta profesión.
A veces nos acostumbramos a mirar el presente y nada más. ¿Comodidad?
-Cierto. Pero no todo es música de violines y es un mundo ideal. Es bueno pensar, al menos en lo que a mí respecta, que no todo se acaba con el programa que has terminado, que está el de mañana, el de la semana que viene y que hay que pensar también en los de la próxima temporada.
Hemos hablado de 27 años ante el micrófono. Hablemos de tópicos, ¿sigue sorprendiéndose?
-Creo que tiene parte de tópicos. No soy de los que va con ese discurso super happy de la profesión, afortunadamente todavía me sorprenden cosas. De hecho, lo que más me sorprende es que me sorprendan muchas veces y me digo: Pardillo, no acabas de aprender. Antes hablábamos de Trump, yo no esperaba que saliera.
¿Tampoco esperaba el Brexit?
-No lo tenía claro. Soy un poco malo, cuando pasó, me pareció estimulante porque me pareció una noticia más bonita de contar que la continuidad. Sé que tiene sus implicaciones, pero me acuerdo de la apertura de ese día: Lo que nadie esperaba ha ocurrido: Gran Bretaña se va de la Unión Europea.