vitoria ¡Qué me estás contando!, El programa de Klaudio y Ahora son los tres programas que llenan la franja de tarde de ETB-2 desde el primer Teleberri al segundo. Los presentadores que comenzaron juntos en septiembre, ahora presentan por separado los distintos espacios. Ellos son Ion Aramendi, Klaudio Landa y Adela González.
‘El programa de Klaudio’, está usted al mismo nivel que Ana Rosa Quintana, ella también da nombre a su programa.
-Ja, ja, ja... Es que no tengo respuesta a esto. Solo me puedo reír. Me gusta el símil. Ha empezado bien.
Parece que el nombre nos llevaría a un programa muy personalizado.
-No lo veo así, más allá del título o que soy el que lo presento. Que se haya puesto El programa de Klaudio responde a varias razones, una de ellas es que la gente lo identifica así. Ha sido la calle quien ha decidido el nombre.
¿Imprime su sello más personal a este trozo de las tardes de Euskal Telebista?
-No, es una cuestión de que la gente en la calle decía: Voy a ver el programa de Klaudio, y así lo hemos dejado. Llevo varios años en las tardes de ETB y se identifica mi nombre con el programa. Ese ha sido el motivo de llamarlo de esa manera, sin más.
Empezó la temporada siendo un trío con Ion Aramendi y Adela González y ahora van por separado.
-Dicho así va a sonar un poco raro, Dios, cómo suena. Seguimos estando juntos, poco antes de esta entrevista he estado tomando un café con Ion (Aramendi) y Adela (González), por horarios, coincidimos menos tiempo. Estamos en la misma franja, seguimos juntos.
Una franja que se ha troceado.
-Todos sabemos cómo es la televisión, va variando. La programación es un elemento vivo, va variando y transformándose.
¿Mejor solo que mal acompañado?
-Ja, ja, ja... ¡Vaya entrevista!
¿No le gusta?
-Sí, está divertida. Estamos hablando de hacer programas, y no tiene nada que ver con las relaciones humanas. Me llevo estupendamente con los dos. La franja de tarde es de los tres, cada uno hace su labor y mis dos compañeros son fantásticos.
Hablemos de ‘El programa de Klaudio’.
-Básicamente, una mesa con diferentes personas que muestran diferentes sensibilidades y con las que vamos analizando la actualidad y lo que ocurre en el momento. Hay diferentes opiniones, somos plurales. A mí me gusta que hablen y que también se escuchen, se lo suelo decir también a mis colaboradores. Es lo mismo que he estado haciendo hasta ahora aunque no se llamara El programa de Klaudio.
Lo de escucharse los unos a los otros es a veces una quimera. No me diga que no le gustaría tener a mano una escoba o un palo para conseguir cerrarles la boca.
-No, pero qué ideas se le ocurren. Es verdad que también me lo ha comentado otra gente. Hay quien piensa que con una escoba o un palo se puede controlar mejor; creo que no, no son ganado...
Demuestra mucha paciencia.
-No es paciencia, estoy haciendo un trabajo y lo que intento es escuchar y que ellos se escuchen.
Diga lo que diga, me parece difícil.
-Pero es un reto, las personas nos autorregulamos de alguna manera. Mis contertulios sí se escuchan y no digo que puedan mantener en el programa posturas encontradas, pero existe ese diálogo. El diálogo es mi objetivo personal en el programa y también el de la dirección. No quiero que se lancen discursos.
¿Serían más aburridos?
-Posiblemente, quiero que se lancen ideas, que la gente hable, como usted y yo ahora, como lo hace la gente en un bar, en la tienda. Tenemos una actualidad y cada uno piensa de una manera. Lo bueno es intercambiar esas opiniones. Además, cada día aprendo.
¿Aún tiene ganas de aprender?
-En esta vida hay que hacerlo; apaga y vámonos el día que pensemos que lo sabemos todo.
En la televisión es un medio en el que abundan muchos ‘sabelotodo’ que sientan cátedra.
-Por parte de otra gente no puedo hablar, pero por la mía, me doy cuenta que aún tengo mucho que aprender, pero no solo en la tele, también en la vida. Menos mal que aún me sorprenden cosas y aprendo de ellas.
¿Cómo sería Klaudio Landa al otro lado de la mesa, como un tertuliano más?
-Estuve una temporada al otro lado y, sinceramente, creo que es un trabajo muy exigente. Yo agradezco a los colaboradores que vengan a mi programa porque ser colaborador aquí es algo muy exigente.
¿Por qué?
-A los tertulianos les pedimos muchas cosas: síntesis, claridad, que no solo hablen, que oigan. Esto implica que ellos tienen que estar siempre en una posición no cómoda, en el sentido de que no se pueden traer nada preparado, no valen los discursos. Tienen que hablar, escuchar y responder. Todo esto lo tienen que conseguir al ritmo al que va el programa y es un ritmo bastante fuerte. No hay mucho tiempo para exponer todo lo que quieren y como quieren, yo lo entiendo y es por ello que les agradezco el esfuerzo que hacen.
Más de cinco años en las tardes de ETB...
-Sí, eso creo, seguro que usted lo sabe mejor, yo para las fechas soy fatal. Más de cinco creo que sí.
¿Y no le apetecería cambiar de formato o de franja?
-Alguien me dijo: ¿Te vas a atrever de formato y de registro? No es cuestión de atreverse o no, es cuestión de probar y saber si lo puedo hacer. Lo que estoy haciendo ahora me llena totalmente en todos los sentidos.
Pero implica más tiempo que otros formatos que ha hecho.
-Es cierto, no lo voy a negar, pero me aporta muchísimo. Estoy encantado de haber probado algo hace más de cinco años que nunca había he hecho. Me siento muy cómodo y, repito, sigo aprendiendo día a día lo que es hacer un formato así; todos los días son diferentes. Esto lo buenos que tiene es que siempre hay algo que te sorprende.
Si hablamos de futuro.
-Venga lo que venga estaré contento, estoy abierto a hacer todo tipo de cosas. Si me surge algo diferente, bienvenido sea, en la medida de mis posibilidades intentaré hacerlo lo mejor posible. Me enfrentaré a cualquier cosa como hace cinco años comencé a hacer tertulia política por primera vez en mi vida.
Veo que le va el riesgo.
-No me disgusta, me gusta me trabajo.
Es usted un infiel...
-¿Yo?
Sí, infiel a la radio. ¿Qué ha pasado con ella?
-Nunca hay que pensar que se cierran totalmente las puertas. La radio sigue ahí, lo que pasa es que hay mucha gente que lo hace muy bien. Es algo que siempre me ha gustado y me gustará a hacer. Aprovecho esta oportunidad para decir que si alguien se le ocurre que puedo hacer radio, yo estaría encantado.
Parece que usted se apunta a un bombardeo.
-No, a mí me gusta lo que hago. Yo soy muy consumidor de radio, me apasiona. Hacerla me gusta, hace años que no la hago, pero creo que esto es como andar en bici, una vez que se ha empezado, no se olvida.