Hyundai se replantea el proyecto del i10 con la obligación de potenciar la calidad sin aumentar la cantidad. Por eso, el exitoso comprimido urbano mejora apariencia, materiales y confección, pero respeta la talla reducida que lo convierte en uno de los utilitarios más dóciles y manejables del mercado. Se vende con sencillos y austeros motores de gasolina, uno de 66 CV y otro de 87. En función del elegido y del bagaje de equipamiento, cuesta entre 10.415 y 15.520 euros. Dicho desembolso, que incluye un descuento promocional de 1.900 euros, puede reducirse en otros mil euros al financiar la compra con la propia marca y en seiscientos más entregando un Hyundai como parte del pago.
Los vaivenes de la moda traen hoy de cabeza a los diseñadores, que ya no saben qué carta jugar. Con las ciudades invadidas por automóviles SUV de aire aventurero, parece que a los utilitarios de toda la vida se les quedan pequeñas las grandes urbes. Así que se atreven con todo y buscan nuevos retos. El Hyundai i10 es un magnífico testimonio. El pequeño del clan surcoreano copia atuendo a sus hermanos más grandes y jóvenes para ponerse guapo. Tanto que podría pasar por un producto más caro de lo que en realidad es. Además, no se arredra a la hora de cambiar calles por carreteras.
El i10 coge el tono de los Hyundai de nuevo cuño. De hecho replica la imagen asignada a la próxima edición del i30, modelo destinado a erigirse en estandarte de la nueva generación de productos de la firma. En consecuencia, evolucionan favorablemente la cosmética y la aerodinámica, si bien las dimensiones siguen siendo igual de contenidas que hasta ahora: 3,67 metros de largo, 1,67 de ancho, 1,50 de alto y 2,39 entre ejes. En esa compacidad radica, precisamente, una de sus mayores cualidades: la espaciosidad.
El menor de la casa es un coche sorprendentemente amplio para su tamaño, puesto que puede acomodar en su seno a cuatro adultos corpulentos. El maletero mantiene la misma capacidad, 252 litros, plusmarca dentro de una categoría de coches poco propicia para afrontar mudanzas.
El habitáculo del i10 ofrece, delante y detrás, un notable desahogo a la altura de la cabeza, además de espacio suficiente para las piernas. Disfruta también de un correcto hermetismo, cualidad importante en un automóvil que va deambular asiduamente por escenarios urbanos. El empaque y la sensación de calidad que transmite dependen mucho del precio, que es como decir del acabado elegido. La puesta en escena más costosa, colorista y pertrechada (contempla hasta equipo multimedia con pantalla táctil), desmerece un poquito a la ejecución más humilde y asequible. No obstante, esta viene de fábrica provista de elementos ausentes en muchos rivales: aire acondicionado, control de presión de neumáticos, ordenador, equipo de sonido, alarma y mando a distancia.
Otro aspecto en el que se percibe un grato progreso es el tacto de conducción. La dirección es obediente e inmediata, la caja ofrece un fácil accionamiento, la suspensión absorbe bien las irregularidades del piso y los motores reaccionan con presteza.