canal Historia estrenó ayer la cuarta edición de La última cena, su propuesta de programación donde prestigiosos chefs reinterpretan la cena más famosa de la historia. En esta ocasión es Mario Sandoval, dos estrellas Michelin, el encargado de elaborar un menú único que no pierde de vista las bases históricas. El cocinero abordará este reto gastronómico desde el origen de los alimentos a través de los sabores más auténticos y las técnicas milenarias, como los escabeches y los encurtidos, que actualmente son utilizados a diario en las cocinas de todo el mundo.

David Muñoz, Paco Roncero, Ramón Freixa, Roberto Ruíz, David García y Fernando Canales han sido los predecesores en este proyecto de Canal Historia , algo que le ha servido de ayuda a Sandoval, para componer su menú. Se declara un militante de la arqueología de los sabores: “Fue lo que hizo aceptar este reto que los espectadores pueden comer con los ojos en televisión, pero que también estará a disposición de que quiera saborearlo de una forma real en mi restaurante del 25 al 27 de este mes”, ha comentado el chef madrileño.

“Para hacer esta cena nos hemos basados en dos ingredientes milenarios: el vino y la sal. Son dos productos que destilan vida. La sal es necesaria para el ser humano y el vino es la sangre de Cristo. Para que sirviera de hilo conductor al menú hemos elaborado una sal de vino. “Hemos utilizado referencias a sabores auténticos y técnicas milenarias que nos han servido para recuperar el origen de la gastronomía en uno de los momentos más destacados de la historia”, afirma Mario Sandoval.

Inspirado por algunos de los alimentos que pudieron formar parte de este banquete -las carnes y pescados, el pan y el vino o las diferentes frutas- el chef ha querido aunar tradición y vanguardia para mostrar La última cena de un modo sorprendente y singular, con increíbles juegos cromáticos y exquisitas presentaciones y en versión 2.0.

El menú Será una última cena 2.0 que se compone de cuatro platos diferentes: Adafina de legumbres y ave; trucha de río en salmuera con hierbas amargas y verduras encurtidas; escabeche de esturión sazonado con verduritas; costillar de lechal con migas del pastor y uva y, de postre, Jarofet. “Sabemos que el postre que se degustó durante la Última Cena incluía manzana, nueces, miel, canela y vino”, ha comentado a este diario Sandoval. “Basándonos en estos productos, hemos dado forma a esta amalgama, intentando afinarla y adecuarla con una presentación de huevo de pascua”. Todo el menú va acompañado de un pan ácimo de harinas centenarias, cocinado con madera de olivo como referencia al Monte de los Olivos. Y el condimento a esta cena tan particular, esa sal de vino elaborada con la extracción del polifenol del hollejo de la uva.