Cuando me pongo a los mandos, me llaman el de la guadaña; me encanta, he matado muchos personajes y, si eres actor, mejor no estar cuando yo dirijo”. Quien se exculpa, entre risas, por su tendencia homicida al otro lado de las cámaras es Greg Nicotero. Además de supervisar los efectos especiales de maquillaje en The Walking Dead, también es productor ejecutivo de la serie que emite FOX y ha dirigido un total de quince episodios hasta el momento.
A lo largo de las seis temporadas de emisión ha logrado dotar de su propia “voz creativa” a una de las principales ficciones que triunfan en todo el mundo y que incluso han alabado los directores de Juego de Tronos. “Tengo la increíble oportunidad de mostrar al público un género que siempre me encantó”, afirmaba Nicotero en un encuentro que ha mantenido con los fans hace unos días en los cines Callao de Madrid. Con estas palabras hace referencia a su pasión por el cine de terror, en el que debutó en los años 80 de la mano de Tom Savini y George A. Romero. Desde entonces, más de 30 años de trabajo a las órdenes de grandes figuras del cine como Steven Spielberg, Quentin Tarantino o Guillermo del Toro lo han convertido en todo un nombre propio de los efectos especiales. “He observado cómo trabajaban y he tratado de coger lo que más admiro de cada uno para desarrollar mi propio estilo”, considera el director, quien cuenta que hay espectadores capaces de reconocer a la primera los episodios de la serie que llevan su firma en los créditos de dirección.
El Nicotero style lleva a sus espaldas el alumbramiento de más de 9.000 caminantes y un sinfín de horas de rodaje en las que, junto a todo el equipo capitaneado por Frank Darabont (creador de la serie), ha ido desarrollando las múltiples capas que conforman los personajes. Este es precisamente uno de los aspectos en los que incide, el de ahondar capítulo a capítulo en la psique de los protagonistas y huir de “los personajes de cartón”. “Tenemos muchas horas para desarrollarlos y seguirán sorprendiendo el resto de temporada”, adelanta.
Haciendo referencia a las continuas especulaciones sobre la fecha del posible final de la serie -se habla de que podrían encontrarse hacia la mitad de los cómics publicados por Robert Kirkman-, Nicotero se refiere a The Walking Dead como una ficción “orgánica” en continuo cambio y, por lo tanto, con un final difícil de augurar. “Nunca se sabe”, zanja.
El director sí se pronuncia sobre la relación que el equipo creativo mantiene con Kirkman, ya que la serie ha desarrollado líneas argumentales distintas a las que originalmente se recogen en los cómics. Ejemplo de ello es la relación entre Rick y Michonne o la omisión de la amputación de mano del primero; mientras que en otros aspectos se han mantenido fieles a la trama original, como el hecho de que Carl pierda su ojo. “La serie jamás dicta a la novela gráfica; el cómic tiene su propia identidad y, a medida que va avanzando, nos va ofreciendo una riqueza de material”, explica Nicotero. “En el caso concreto de Carl, quisimos recrearlo porque esa herida dice mucho de la persona en la que se convertirá en el futuro”, añade.
Infiltrándose como caminante siempre que se lo permiten y defendiéndose a capa y espada ante los que critican la violencia de la serie, Nicotero cree que The Walking Dead guarda ciertas semejanzas con el género western e identifica a su protagonista, Rick, con Clint Eastwood. Una suerte de batalla entre el bien y el mal, a modo de apocalipsis zombi que, no obstante, es solo el telón de fondo para contar una historia sobre “las relaciones entre los personajes”, insiste.
Respecto a la oleada de reacciones de todo tipo que bullen con cada nuevo capítulo, Nicotero reconoce que “no escuchamos mucho” las críticas. “Si lo hiciéramos, nunca mataríamos a un personaje”, resume, defendiendo que en ciertas ocasiones deben tomar decisiones que no son del todo populares pero resultan “necesarias” para el desarrollo de la trama argumental. “Estoy a favor de todas ellas y las defiendo”, sentencia. No cabe duda de que los de The Walking Dead son caminantes muy vivos. Larga vida a los zombis.