LOS ÁNGELES. "La noción de 'Breaking Bad' se basaba en la transformación de 'Mr. Chip' en 'Scarface'", rememoró Vince Gilligan, cocreador de la serie, en un reciente encuentro con medios internacionales.
"Allí sabíamos dónde íbamos con nuestro protagonista, Walter White. Aquí sabemos que Jimmy McGill, la figura principal de la historia, se convertirá en Saul Goodman, el abogado de Walter. La pregunta es: ¿cómo será ese viaje? ¿Cuánto nos llevará explicarlo?", explicó.
Y aunque Gilligan no tiene respuestas concretas al respecto, admitió que espera poder desarrollar la historia de esa transformación en un periodo de entre cuatro y seis temporadas.
Ese es el tiempo que Gilligan y su socio, Peter Gould, el otro cerebro creador de la serie, esperan emplear en construir el personaje hasta convertirlo en el rey de la extravagancia y de los pleitos penalistas con su célebre frase "It's all good, man" ("todo va bien, tío").
"Es algo que pensamos todo el rato y aún no hemos llegado a una conclusión pero, para hacer algo económicamente viable y rentable, deberíamos estar entre las cuatro y las seis temporadas al menos", apuntó Gilligan.
"No queremos estirar la serie innecesariamente ni aburrir a la gente, pero tampoco queremos perder oportunidades", añadió.
Gould recalcó que para el tándem lo más "divertido" es "imaginar esa vida al margen de la ley y explorar las posibilidades de un personaje que no está atado ni coaccionado por los preceptos de la moral, el buen gusto o lo que piensen los demás".
La primera temporada de la serie obtuvo siete nominaciones a los premios Emmy, incluida la de mejor serie dramática.
En el último capítulo de la temporada, Jimmy (Bob Odenkirk), un abogado de poca monta, rechazó una lucrativa oferta de trabajo y juró que sus días de juego limpio y de tratar de hacer el bien habían terminado.
La segunda temporada, que se estrena el martes en España, verá cómo Jimmy se sigue aproximando cada vez más al precipicio que es Saul Goodman, todo ello mientras estrecha lazos con su confidente, Kim (Rhea Seehorn), y ve cómo la relación con su hermano, Chuck (Michael McKean), se vuelve más compleja.
"Jimmy hace unas cosas realmente lamentables esta temporada. Creo que no le queda mucho trecho por recorrer para tocar fondo. Una persona en sus condiciones puede caer muy rápido. No sé lo que los creadores tienen en mente, pero algo realmente malo le tiene que suceder para que su buen fondo desaparezca", explicó Odenkirk.
Para Gilligan, el dilema que "Better Call Saul" comparte con "Breaking Bad" es si el fin justifica los medios.
"Walter White hizo algo muy malo por una razón muy noble antes de que todo se fuera al garete. Y Jimmy incumple la ley y hace cosas inmorales, pero lo hace con la intención de ayudar al prójimo. Para nosotros el fin no justifica los medios, pero es divertido examinar esa caída libre del protagonista", indicó el cineasta.
Lógicamente, ese descenso es un "regalo" para Odenkirk, que no duda en calificar su personaje como "el mayor reto" de su carrera, especialmente porque debe mostrar una personalidad diferente dependiendo de con qué personaje trata en cada momento.
"Eso es la vida real. Usamos una cara diferente dependiendo de con quién estemos tratando", apuntó.
Y, a pesar de las tragedias que vive a su alrededor, el actor sueña con un final "positivo" para Jimmy, más allá de ese futuro incierto que se percibe en las imágenes en blanco y negro con las que arrancó la primera temporada y que vuelven a aparecer al comienzo de la segunda.
"Pienso que le podría ocurrir lo contrario que a Walter. Igual que todo a su alrededor acabó en destrucción, para Jimmy podría acabar en una creación. Podría reinventarse en alguien con integridad. Sería interesante", sostuvo Odenkirk.
Mientras ese final se aproxima, la serie seguirá haciendo amena la travesía. O, en palabras de Gould: "El camino al infierno está lleno de buenas intenciones".