Justo hace un año, Land Rover puso en la calle el Discovery Sport, sugestivo y moderno sustituyo del Freelander. A pesar de su denominación, el principiante no mantiene vínculos tan estrechos con el modelo homónimo como con el coqueto Evoque, del que parece una reinterpretación venida a más. La evidente conexión estética entre ambos proyectos confirma analogías estructurales menos evidentes. Ahora, el constructor británico da un nuevo impulso al Discovery Sport por medio del trasplante de avanzadas mecánicas gasóleo de 150 y 180 caballos.

Por empaque, envergadura y dotaciones, este candidato prepara oposiciones para obtener plaza fija entre los crossover de la clase media Premium. En ese estamento aguardan reputados y arraigados rivales como el Audi Q5, el BMW X3, el Lexus NX, el Mercedes-Benz GLC o el Volvo XC60; también ansían el visado de accesos a la misma otros aspirantes: Hyundai Tucson, Jeep Cherokee, Mazda CX-5, VW Tiguan, etc. Frente a todos ellos Land Rover planta un SUV vistoso, que a sus armoniosas proporciones agrega un espíritu práctico del que el Evoque adolece.

El Discovery Sport viste una carrocería semejante a la de éste, pero con hechura prolongada. Ocupa 4,60 de largo, 22 centímetros más que su inspirador y 26 menos que el modelo que le da nombre; tiene 2,07 de ancho, 1,72 de alto y 2,74 entre ejes. Ese estiloso envoltorio de cinco accesos ofrece cinco plazas oficiales y concede 454 litros de maletero; un hueco que los dos pequeños asientos supletorios que se ofertan como opción ocupan casi por completo.

La reciente puesta al corriente de su oferta motriz puede pasar desapercibida para el gran público. Solamente la clientela con más conciencia medioambiental, o la más mirada con las finanzas, detectará la incorporación de una nueva generación de mecánicas eficientes, es decir, más ahorradoras y limpias. El modelo instala desde verano dos variantes del propulsor turbodiésel 2.0 de la serie Ingenium, una de 150 y otra con 180 CV; sustituyen a los anteriores motores gasóleo 2.2 litros de 150 y 190 CV. El recambio no se caracteriza por un significativo progreso en las prestaciones, sino por la mejora general del rendimiento. Es una de esas operaciones en las que el cómo importa más que el cuánto.

En cualquier caso, esas modernas motorizaciones garantizan que el Discovery Sport siga siendo un automóvil ágil entre calles, solvente en carretera y resolutivo fuera de ella. El modelo va a ganar adeptos gracias a la incorporación a su nómina de una variante con tracción delantera (hasta ahora solo se vende con cuatro ruedas motrices). Esta propuesta 4x2, que se vincula a la mecánica menos solvente, llegará a comienzos de 2016 y debería propiciar una sensible rebaja del umbral económico de acceso al modelo. Un Evoque con tracción delantera está unos 2.500 euros por debajo del 4x4 equiparable por lo que, de persistir esa diferencia, el Discovery Sport 4x2 podría arrancar en torno a 35.000 euros.

Por ahora, Land Rover adorna el producto con cuatro puestas en escena consecutivas, a cual más pertrechada y costosa. Pronto agregará un nuevo acabado (Dynamic) con molduras oscuras y varios tonos de pintura novedosos. A la espera de la interpretación con dos ruedas motrices, la tarifa comienza justo al borde de los 38.000 euros y culmina en 59.200. El desembolso se puede ver incrementado por el importe de los distintos elementos incluidos en el catálogo de opciones y accesorios para personalizar el vehículo.