AUSTRALIA. Astrónomos australianos han descubierto los discos de gas y polvo cósmico de dos estrellas enanas rojas cercanas relativamente al Sistema Solar que pueden revelar pistas sobre la formación de los planetas.

Un equipo de la Universidad Nacional Australiana (ANU) y la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) detectó por casualidad los discos con un poderoso telescopio en la asociación estelar Escorpio-Centauro, a unos 380 millones de años luz de distancia.

Estos cinturones se forman en torno a las estrellas jóvenes y se van desvaneciendo a medida que se forman los planetas.

Hasta ahora, los científicos creían que estos discos estelares desaparecían aproximadamente a los cinco millones de años, dando paso a planetas que tardan varios millones de años más en solidificarse por completo.

El descubrimiento de los científicos australianos puede suponer que haya planetas que disponen de más tiempo para formarse, lo que arroja nuevas posibilidades de investigación.

"Todos los planetas nacen en las órbitas de los discos 'circunestelares' de gas y polvo, que tienen un tiempo de vida típico de menos de cinco millones de años", explicó a Efe el jefe de la investigación, el astrónomo Simon Murphy, de la ANU.

Los planetas rocosos creados de la acumulación de pequeños cuerpos se forman en unos diez millones de años, a medida que los discos se disipan, aunque planetas gigantes de gas como Júpiter o Saturno de demoran unos millones de años más.

Según Murphy, el hallazgo de los discos alrededor de las estrellas enanas de 15 millones de años "supone una evidencia convincente de que los discos alrededor de las estrellas con masas menores que las del Sol pueden durar más de lo que se pensaba".

Este descubrimiento pone a prueba las actuales teorías sobre la formación de los planetas porque sugiere que "se dispone de más tiempo para que se formen los planetas alrededor de esas estrellas y más tiempo para que los planetas migren alrededor del disco (de gas y polvo cósmico)", acotó el astrónomo.

Los autores del estudio, publicado en la revista mensual Notices of the Royal Astronomical Journal, no observaron directamente los cinturones de gas y polvo cósmico, sino a través de una especie de destello inusual detectado por el potente telescopio WISE, de la NASA, en el espectro infrarrojo de las estrellas.

Pero la relativa cercanía de las dos estrellas enanas rojas a las que circunvalan abre la posibilidad de poder observar directamente los discos e incluso la formación de un planeta a través de telescopios especializados.

El coautor de este estudio, Warrick Lawson, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, destacó en un comunicado que esas estrellas enanas, que también podrían albergar ya planetas, despertarán el interés de muchos astrónomos.

"La mayoría de estos objetos están en el cielo meridional y por ello los telescopios del hemisferio sur son los mejores, incluyendo aquellos operados por la ANU y en toda Australia", agregó el astrofísico.

La asociación estelar Escorpio-Centauro, que cubre un 10 por ciento del cielo meridional, se estudia profusamente desde Australia y Chile, que con el radiotelescopio ALMA consiguió las mejores imágenes conseguidas hasta ahora de la formación de un planeta en torno a una estrella infante.

Australia ha realizado varios trabajos de gran relevancia en el campo de las astronomía, como la recepción en julio pasado de las primeras imágenes de Plutón en el Complejo del Espacio Profundo Tidbinbilla, a las afueras de Camberra.

Además, un equipo de investigadores internacionales, entre ellos australianos, midieron la energía generada por más de 200.000 galaxias y descubrieron que el Universo está muriéndose lentamente.

Astrónomos del país oceánico también tienen en su agenda la medición del movimiento de millones de galaxias para elaborar el mayor mapa de materia oscura del Universo.