Barcelona - Apenas ha tenido unos días de vacaciones para cargar pilas y Andreu Buenafuente ya desborda energía para afrontar sus próximos proyectos, como la preparación del Singlot Festival del humor en la Costa Brava, el rodaje de una película en agosto y la nueva temporada de En el aire de la Sexta.

¿Cómo fue la idea de organizar un festival de humor en el marco de un festival de verano clásico como el de Porta Ferrada?

-El Singlot es como una vieja aspiración de El Terrat, que no tenía un festival de humor porque nunca se habían dado las circunstancias. De repente, nos hacemos socios y compañeros de viaje con TheProject, y cuando yo pienso qué puedo aportar como El Terrat a un festival tan consolidado pienso “¿por qué no comedia, que es lo que me sale a mí?”.

¿Y cómo se ha confeccionado el cartel para esta primera edición del Singlot?

-Quería que la selección del cartel transmitiese pluralidad, y así tenemos a Leo Bassi, que es una debilidad para mí, a Faemino y Cansado, Els Joglars o Berto Romero, uno de los cómicos más en forma de su generación. Además le daremos un poco más de profundidad con un manifiesto que leerá Dario Adanti sobre la corrección en el humor.

Además del Singlot, tendrá otros proyectos en los que se haya involucrado...

-Ahora estoy ensayando una película que rodaremos en agosto con Berto Romero y que dirigirá Dani de la Orden, un director joven que ha hecho dos películas, y luego volveremos a televisión en octubre, haremos radio... Nosotros no podemos parar, el cómico tiene que estar activo continuamente, yo lo creo así.

¿Se siente como uno de los exponentes de lo que se ha denominado ‘humor catalán’?

-Lo del humor catalán tiene algo de presuntuoso, es como decir nosotros hacemos humor con un D.O. Hay un lugar de nacimiento que sí marca un poco las coordenadas, y luego vas a mar abierto y tu estilo lo vas haciendo día a día.

¿Y existe una ‘escuela Buenafuente’?

-No, esto también sería muy presuntuoso. He tenido la suerte y quizás un cierto olfato de rodearme de gente muy buena, y luego un punto de generosidad de nuestra marca para decir: cuando haya alguien bueno entre nosotros y tenga un proyecto, lo apoyaremos. Es una manera de hacer y ahora tengo como una etiqueta de el que saca gente. Es un sambenito que es muy agradable, pero que también me crea una cierta presión y angustia.

¿Cuál es el secreto para mantenerse tanto tiempo en el mundo del humor y seguir interesando al público?

-El secreto es que te emocione lo que haces. En los tiempos actuales de confusión, problemas económicos o este IVA vergonzoso que tenemos en la cultura, a veces piensas: ¿y yo por qué sigo?. Y es porque aún te gusta y te emociona, y cuando entro en el plató y suena la sintonía noto algo en el estómago. Cuando esto lo tienes dentro es vírico, y dicen que cuando no lo sientes, es el momento de dejarlo.

Ha publicado libros de humor y ahora acaba de lanzar ‘No entiendo nada’, un volumen que recoge dibujos suyos. ¿Cómo surgió esta idea?

-Yo en todo momento estoy haciendo cosas, estoy dibujando, es mi manera de entender el oficio. A veces te envalentonas y enseñas lo que haces, y la editorial Random House me animó a tirar adelante, lo que fue un regalo para mí.

Recientemente ha surgido un debate sobre los límites del humor, especialmente del ‘humor negro’ y su repercusión al propagarse en la redes sociales. ¿Cuál es su posición al respecto?

-Soy muy beligerante y realmente me exaspera el nazismo, pero también me parece una exageración que una red social tumbe la carrera política de alguien que hace un chiste y no calcula el impacto en Twitter. Es verdad que hay cosas xenófobas y machistas que sí que son vergonzantes, pero también debe haber una cierta libertad y frescura del humor. Hace poco, el cómico norteamericano Jerry Seinfeld publicó un artículo en el que se quejaba de una ola de corrección que va contra el humor. Los que estamos en las cocinas del humor nos damos cuenta de reacciones exageradamente puristas y dices: hombre, no sometamos al humor a tanta presión, o nos lo acabaremos cargando.

¿Cómo puede compaginar su labor profesional como humorista con su actividad empresarial al frente de El Terrat?

-Eso me lo pregunto yo cada día. Cuando las cosas iban muy bien en los noventa esto era un regalo, pero ahora es una responsabilidad y me lo tomo así. Debo estar a la altura de las circunstancias y para mí es bonito estar aquí remando e impulsar proyectos. Creo que no sabría trabajar para nadie, pero ser dueño de tu propia libertad es también ser esclavo de tus propias responsabilidades.