Madrid - Desde la fusión de Telecinco y Cuatro en 2010 es el máximo responsable de Informativos en Mediaset, donde trabajan todos los días “sin obsesionarse” con la audiencia, pero “vigilándola de cerca”, porque creen que es la única forma de lograr resultados. Para él, los productos que se hacen en televisión hoy en día son “bastante buenos”, lo que demuestra la alta aceptación del medio entre los ciudadanos, aunque cree que el sector vive en una “incertidumbre constante” y precisa estabilidad para reordenar la oferta.

¿Cuál es el estado de salud de la televisión en España?

-La televisión como medio sigue siendo probablemente el más importante. La mayor parte de los ciudadanos dice que básicamente se informa por la televisión, lo que indica que sigue confiando mucho en la tele como el medio más completo y más fiable. Los productos que se hacen son bastante buenos, pero se vive en una incertidumbre constante, y los ciudadanos no terminan de entender por qué no paran de resintonizar canales, por qué entran unos y salen otros, y esto genera perplejidad. Sería bueno que el panorama televisivo tuviera una cierta estabilidad un tiempo para que se reordenase la oferta; aunque se vaya variando, porque así lo indique el mercado o las demandas del público, pero que tuviese cierta estabilidad. Ahora está el nuevo concurso, la amenaza del cierre de canales... Desde la estabilidad reglamentaria se vive un momento movido, pero desde la producción es un momento muy bueno.

En mayo los informativos de Telecinco fueron los más vistos (en audiencia media de las ediciones de mediodía y noche) y así desde noviembre de 2013. ¿Qué les diferencia de los demás?

-Hemos logrado que sean vistos como los más abiertos de todos, que se dirigen al mayor tipo de público y satisfacen las demandas informativas de la mayor parte de la población. Esto es bastante complicado, porque esta tarea habitualmente la tenía la televisión publica. Haber logrado esa primera plaza es impresionante y tiene un valor inmenso. Y no sólo en un momento concreto, sino haberlo mantenido en el tiempo. Ahí, por ejemplo, sin el trabajo de Pedro Piqueras, que es el líder absoluto de los informativos de noche, no hubiera sido posible.

A veces les acusan de amarillistas.

-De eso hace mucho tiempo. Surgió o tuvo éxito en un momento determinado, pero ahora ni siquiera se plantea. En cualquier caso, creo que los informativos son entes vivos y lo que hacen es plasmar lo que pasa cada día. En aquellos momentos, la actualidad política no era ni mucho menos la que es ahora; la realidad social tampoco lo era. Probablemente, todos los informativos daban más sucesos que ahora, donde hay mucha más política, y dentro de cinco años a lo mejor se ofrece más política internacional porque ha surgido un conflicto como la guerra de Irak. No tenemos ni idea de lo que vamos a hablar en los próximos tiempos, esto es lo bonito también del periodismo. Lo que sí creo es que cualquiera que vea el informativo de Piqueras se da cuenta de que habla de todos los asuntos y tiene todo tipo de sensibilidades.

En una época en la que todo se actualiza casi al instante, ¿qué busca la audiencia en un informativo en televisión?

-Hay una parte de la gente que sigue buscando que le resuman y le jerarquicen la información y se fía de una persona o de una cadena o de un equipo que hace una jerarquización y un enfoque que le da fiabilidad y seguridad. Y todo eso además se consume en un tiempo tasado, que es el que mucha gente dedica a estar informado todos los días. Yo puedo tener un teléfono encima y consultar todo tipo de webs, medios, ver redes sociales, pero lo hago de una manera impulsiva, deslavazada, probablemente sin mucha profundidad, quizá me entero de una noticia pero no sé detalles. Sin embargo, cuando me siento a ver un informativo, me lo están contando todo de manera más o menos cerrada, con un enfoque y una jerarquización. Y esa forma de consumir la información satisface a la gente.

Con lo fácil que es acceder hoy en día a todo tipo de información, ¿es más difícil captar audiencia?

-Si supiéramos cómo captar audiencia, todos estaríamos aplicando la fórmula. La audiencia se capta no obsesionándote por ella, pero sí vigilándola de cerca, es decir, trabajando todos los días de una manera en la que creas y adaptándote a los mensajes que recibes para saber dónde te estás equivocando y dónde estás acertando. Eso es muy complicado, puede requerir mucho trabajo y muchos cambios.

Antes de Mediaset, trabajó en Telemadrid y TVE. ¿Se reciben más presiones en un medio público o en uno privado?

-Presiones se reciben en todos los medios. La presión se ejerce de muchas maneras y las hay sanas, cuando te hacen ver cosas en las que tú no habías reparado, y malas, cuando te llaman para decirte, “No des esto”: te lo pueden pedir “por favor”, como un favor personal o amenazándote. La diferencia con los medios públicos es que muchas fuerzas políticas han pensado que el medio público les pertenece, cuando en realidad el medio público debería responder a una pluralidad de toda la sociedad y debería servir a los intereses generales. Cuando el medio público se toma como el cortijo de quien está en el Gobierno de turno, nos equivocamos absolutamente. Y cuando un periodista recibe una presión en un medio público porque se lo manda el Gobierno de turno, estamos torpedeando el trabajo periodístico.

¿Cree que es compatible la calidad de la televisión pública con la financiación sin publicidad?

-El hecho de que tenga o no publicidad depende del modelo que se quiera. En este momento se ha decidido que sea sin publicidad. Creo que se puede mantener perfectamente con los Presupuestos Generales o incluso con una financiación, como ahora, de patrocinios de algunos programas. Lo que deberíamos tener en cuenta es si queremos que la televisión pública compita por ganar el prime time o por los mejores programas informativos, sociales, culturales, deportivos... El debate está ahí. Creo que la televisión pública tiene que interesar a todos esos ciudadanos que ven reflejados en sus programas la realidad política, social y cultural del país.