Hay quien ve en el triunfo de un programa como GH VIP, en el que un puñado de famosos se forran a costa de mostrarse en televisión, un mérito de quien los programa. En este caso, un tipo italiano que se llama Vasile y que lleva varios años pasándoselo en grande a costa de quienes ven la televisión. Pero lo cierto es que la tele es uno de los medios cuyos espectadores tienen más edad. Hay quien dice que la media supera ampliamente los 70 años. ¿Entonces? Pues eso, que lo que se está consiguiendo con toda esta cantidad de concursos es entretener a la tercera edad mientras el resto de la gente huye despavorida o simplemente se desengaña. Esto no ocurre en todos los sitios. Esta semana los espectadores de Bolivia han demostrado que su media es bastante más joven. Cuando retrasaron la hora de emisión de Los Simpson para poner un concurso tipo GH, se convocó a través de las redes sociales una manifestación por varias ciudades como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. La protesta tuvo tanto seguimiento que acabó en un rotundo éxito, ya que la cadena boliviana Unitel se comprometió a aumentar hasta dos horas al día la emisión de los dibujos animados amarillos. No me imagino yo aquí una protesta así, por más que nos llenen la programación de programas escombro. Lo cierto es que la oferta de televisión basura es planetaria, pero lo que más llama la atención, es cómo está envejeciendo por estos lares los televidentes. Y esto es una mera consecuencia de la oferta televisiva. Más o menos como la cirugía y el maquillaje son los culpables de cambio de imagen de Uma Thurman (¿han visto las fotos?). Aquí no hubo manifestaciones pero ella misma madrugó al día siguiente para aparecer en el primer programa de la NBC para que la gente viera que no era para tanto. Pero lo era como le pasa a nuestra tele que se mueve entre la artrosis y el botox.
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