Se dice que David García va a ganar Top Chef, ese concurso que protagoniza Alberto Chicote y en el que los cocineros concursantes son puro relleno. Es lo que tiene porfiar tu suerte a este tipo de apuestas: te sale un gracioso o un resentido y te lanza en los foros el desenlace. Claro que también puede ser una estrategia de relanzamiento del concurso. Apenas le quedan tres programas y solo sobreviven cinco concursantes. No siempre funcionan las cláusulas de confidencialidad que hacen firmar a quienes están relacionados con la información relevante. Pero claro, siempre hay un bocas que te puede estropear el secreto y el negocio. Ocurrió este fin de semana cuando en el programa de F1 de Lobato entrevistaba a Juan Carlos Borbón y Borbón -que según cómo lo pronuncies más que un apellido suena a insulto-, dijo con ese acento que tiene y que tan bien le imitan que Fernando estaba contento y que se iría al McLaren. Es lo que tiene alternar con la realeza: a las primeras de cambio se van de la lengua y te la juegan. Aunque para irse de la lengua, el caso del el pequeño Nicolás. Ya saben el último descubrimiento de las cadenas de televisión. Pues el sábado lo invitaron para entronizarlo entre los personajes más populares. Este tipo de apuestas con personajes con alteraciones de la personalidad es como si, en realidad, las cadenas las dirigieran una pandilla de frikis más que concienzudos directivos al tanto de todos los resortes de la Opinión Pública. Es posible que Nicolás tenga un pase: ha dejado en entredicho casi todos los estamentos oficiales. Lo cierto, es que a este chaval le han hecho una campaña publicitaria que no cabe ninguna duda, acabará encumbrándolo en algún objetivo político. Esta manía de ir en busca de personajes populares ya la vivimos con Jesús Gil y aquello acabó gracias a que el hombre la palmó. Ojo frikis. Este pájaro tiene 20 años y es más listo que el aire.