Conseguir bajar de 267 a 130 kilos de peso en año y medio no es cuestión de fuerza de voluntad, sino de disciplina. Lo dice el chef David de Jorge, quien comparte en televisión, y ahora en un libro, las recetas “desgrasadas y sabrosas” que le han ayudado a salir de la “invalidez”. Como símbolo de su logro conserva enmarcados unos bermudas de “la talla mil, hechos a medida”, lo único que pudo vestir durante varios años, incluso el día de su boda. Ha sustituido las alpargatas por deportivas, camina sin fatigarse y su sonrisa tiene otro relumbrón.
“Cuando pude recorrer andando los cuatro kilómetros que separan mi casa de la de mi madre tuve un subidón. Igual que el primero que llegó a la Luna o subió el Everest”, asegura en una entrevista con Efe en el estudio de televisión montado junto con su socio y amigo Martín Berasategui en Lasarte-Oria (Gipuzkoa). Allí debutó como Robin Food para ETB, de la que ha dado el salto a Tele 5.
Tras esta lucha exitosa contra la obesidad mórbida está primero el deseo de “vivir como una persona normal”, determinación que le llevó a pasar dos veces por quirófano -una para implantarle un balón gástrico y otra para reducirle el estómago-, a cambiar de hábitos de vida y a entablar una nueva relación con la comida. Porque a David de Jorge le gusta comer y, como cocinero, tiene la tentación al alcance de la boca: “Es como salir de la droga y trabajar en una farmacia (...). Recién operado soñaba con pollos asados”, recuerda de un tiempo en el que solo podía comer caldos y purés y añoraba el sabor de la tortilla de patatas.
Fue entonces cuando, junto con el siete estrellas Michelin Berasategui, se propuso crear platos alejados de la sosería de la dieta y bajos en calorías: ensaladilla rusa “adelgazante”, pastel de pollo asado, patatas riojanas “aleluya”, verduritas “Finito de Córdoba”, tortilla de patata “trampa”. Recetas “bigote de gamba”, define De Jorge; sabor y humor, la mejor sazón de la vida.
Y saber culinario para “dar suculencia a la dieta”: el del maestro de maestros Berasategui y el del único cocinero del país que ha ganado dos campeonatos de España de cocina, en uno de ellos clasificándose por delante de Andoni Luis Aduriz y Joan Roca, recuerda con orgullo su socio y mentor.
Animado por su médico -”hay que acudir al médico para luchar contra la obesidad”, aconseja de forma insistente- escribió las recetas para otros enfermos. Más tarde decidió compartirlas con su audiencia televisiva, ante la que también adquirió el compromiso de pesarse cada semana para compartir sus éxitos y sus fracasos, porque perder más de 130 kilos es una travesía “muy complicada, muy dura”.
La experiencia se ha convertido ahora, de la mano de la editorial Debate, en el libro Más de 100 recetas adelgazantes pero sabrosas. “El primero de eficacia probada”, resalta De Jorge, porque son los platos con los que ha perdido peso “disfrutando mucho más de la comida, tanto cocinándola como comiéndola”.
“En una dieta no hay seis productos, hay 200”, apunta Berasategui. Comer de todo - “vivir sin carbohidratos es como vivir sin música”, señala De Jorge- pero de forma “razonable”, “sumando y restando” para los excesos y las recompensas de los antojos, practicando deporte.
sin magia “No es un libro mágico. Aquí hay propuestas para cocinar de forma desgrasada y divertida. Y 20 mandamientos - “no tragues, mastica”, “desayuna”, “haz deporte”, “no pierdas el contacto con la báscula jamás”, son algunos- que son tan importantes como las recetas, porque no solo es cocinar: hay que cambiar los hábitos de vida”.
David de Jorge quiere demostrar a sus 41 años que “la obesidad mórbida tiene vuelta atrás y que no se sufre adelgazando, que merece la pena” aunque comporte “sacrificios” como dejar la cama para lanzarse a caminar cuando el día amanece frío.
“Ahora no sueño con comida”. E incluso disfruta “más de ella”. “No sé si sirvo de ejemplo, soy cocinero y cuento mi experiencia en este libro y en un documental, El peso y el espejo. Porque no poder sentarse en una terraza cómodamente o que los niños se descojonen de ti en la calle por sufrir obesidad mórbida es jodido”.