“Es la primera vez que me alejo de los reportajes y que trabajo en ETB”
ETB-2 tiene previsto estrenar en breve un nuevo programa, ‘El impostor’, con una presentadora que nunca ha trabajado en la cadena, Adela Úcar.
vitoria - Adela no tenía en su sumario de intenciones enfrentarse tan pronto ante las cámaras. Terminado el programa de Cuatro 21 días, pensaba dedicarse solo a su familia, especialmente a Olivia, su hija de poco más de seis meses. Por el camino se le cruzó un proyecto de Pausoka, un concurso con tintes de reality, El impostor, que le sedujo y le llevó a decir que sí.
¿Es la primera vez que trabaja para ETB?
-Sí. He trabajado para algunas productoras vascas al principio.
¿Ha sido una sorpresa o esperaba el proyecto de ‘El impostor’?
-Fue algo que no estaba previsto por mi parte, no lo contemplaba. Mi idea después del final de 21 días y del embarazo era tomarme mi tiempo.
¿Un año sabático?
-No sé qué decirte porque tampoco quería pasar mucho tiempo sin trabajar. Ya sabemos cómo son estas cosas de la tele, cuando estás, bien; pero si no te ven en un tiempo parece que te has ido para siempre. Me llamaron, me ofrecieron presentar El impostor y por mis circunstancias personales me venía tan bien, que dije que sí.
Nada que ver con lo ha hecho hasta ahora.
-Totalmente distinto, vi el programa piloto, me gustó mucho y me entraron muchas ganas de hacerlo. No estaba entre mis planes trabajar ni aquí ni tan pronto. Surgió así y pensé: ¿Por qué no? Empezamos ya a grabar.
¿Se siente cómoda?
-Sí, digamos que esta es la primera vez que me alejo del mundo del reportaje. En esta ocasión es un concurso que tiene bastante de reality. Es un programa en el que va a haber cierta convivencia y no hay un guión establecido. Todo lo que va a ocurrir va a ser real.
¿Cómo es la mecánica?
-En el programa va a haber una familia de cinco miembros, cuatro de ellos sí son familia entre sí y uno de ellos es un impostor, un famoso tendrá que adivinar quién es el impostor. Cada semana la familia cambia y el famoso también. Es un programa muy divertido, muy familiar, en el que la gente desde sus casas también va a poder hacer sus cábalas de quién es el que no pertenece al grupo.
¿Tuvo dudas a la hora de aceptar?
-No. Estaba en un momento en el que me estaba replanteando lo que iba a hacer. Este programa me pareció que me podía dar mucho aire, siempre viene bien probar otro registro, estoy en casa y El impostor me viene ahora como anillo al dedo. Me pareció un reto divertido.
Es usted un poco nómada, nunca había hecho televisión tan cerca de casa, ¿no?
-Hace años estuve grabando aquí algún reportaje, pero igual de eso hace ya diez años. Cuando me hablaban del plan de rodaje y me decían: Va a haber un día que es jornada completa, de ocho de la mañana a ocho de la noche. Me decían que igual era una jornada un poco larga y yo pensaba: Después de 21 días, durmiendo en casas de la gente, que vas de un sitio a otro y siempre lejos de aquí, de donde vivo? Eso no es nada para mí. Ja, ja, ja.
Un cambio radical pero a mejor.
-Por supuesto en cuanto al plan de grabación. Vamos a grabar solamente dos días por semana. Imagínate. Para mí es un lujo en este momento de mi vida poder tener un trabajo así: me motiva, me parece divertido, es un reto y se adapta a mi situación familiar en este momento concreto. Creo que es un programa que va a gustar.
¿Se va a hacer en un plató?
-No. En ese también es un concurso distinto. Se va a hacer en exteriores, tampoco se puede comparar con un reality al uso, no tiene su componente de morbo y rencillas. Llevamos al famoso a casa de las familias.
¿Se han apuntado muchas familias?
-Los vascos ya sabes que para estas cosas somos un poco? Abrir las puertas de tu casa a un equipo de televisión no gusta a todo el mundo, es comprensible. Hemos tenido solicitudes de familias, pero más de impostores, de personas que están dispuestas a meterse en casa de alguien. Pienso que una vez que se emita el programa, probablemente, la gente se anime más a abrir sus casas. Van a ver que es algo sencillo y divertido. Además hay un premio.
¿De qué cuantía es el premio?
-Son 2.000 euros y si el invitado no acierta quién es el impostor, se lo lleva este y la familia, se reparte. Si el invitado acierta, se lo lleva él y decidirá qué hacer, donarlo a una ONG de su elección o quedárselo.
¿Tiene más proyectos?
-A finales de este mes doy un curso de reporterismo vivencial en Madrid. Está destinado a personas que hayan estudiado periodismo y quiera profundizar en este tipo de reportajes. Me parece interesante, siempre desde mi experiencia de 21 días, hablar un poco de qué pasa cuando el reportero se convierte en parte de la historia.
Uno de sus proyectos parece ser estar cerca de su hija todo el tiempo.
-El proyecto de ETB me permite combinar el trabajo con la lactancia, es una de las razones por las que he decidido tomarme un tiempo más relajado. Cuando Olivia sea un poco mayor, buscaremos otras cosas y estaré preparada para emprender de nuevo proyectos un poco más exigentes.
¿No echa de menos viajar?
-La verdad es que no. Llevo toda mi vida viajando. Me quedan muchos viajes por hacer, pero por tener un parón de dos o tres años no va a pasar nada. Hay que tener en cuenta, que durante los cuatro años que he estado en 21 días he viajado mucho, he estado poco en casa. Todo el trabajo que he tenido ha sido viajando. Además, por mi cuenta, cuando son mis vacaciones, siempre me voy fuera. He viajado tanto que no lo echo de menos, estoy en otro proceso de mi vida.
Algorta, el Puerto Viejo, ¿no se le queda pequeño?
-Pues no. Para mí es mi hogar, es el que yo he elegido. Es donde estoy a gusto; aquí están mi familia y mis amigos. Es donde me siento feliz en el día a día.
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