Madrid. A pesar de que el público la conoce más por sus interpretaciones televisivas, Natalia Millán es una de esas actrices que siempre confiesa su profundo amor por el teatro. De hecho, lo que más le gusta de la pequeña pantalla es su capacidad de atraer al público a las salas de teatro.

En numerosas ocasiones ha mencionado que prefiere el teatro a la televisión, ¿pero cree que podría dedicarse exclusivamente al teatro?

-Mi pasión y mi vocación es el teatro. De hecho tardé como quince años en hacer televisión. En los primeros años de trabajo prácticamente solo hacía teatro. Al descubrir la televisión descubrí las cosas buenas que tiene: he conocido otra forma de la interpretación en la que ejerzo tiene un valor que en el teatro se pierde. Gestos como un parpadeo, una respiración... tienen capacidad de comunicación en relación a la pantalla. Cuando descubrí la televisión descubrí mucha cosas buenas: una de ellas es que del sofá de casa se traen espectadores a las butacas del teatro, ese es un capital maravilloso, y yo si puedo escoger haré las dos cosas, aunque donde más disfrute sea en el teatro sin ninguna duda.

'El Súper', 'El Internado', 'Un paso adelante'... tiene una larga lista de ficciones de éxito a sus espaldas, a la que ahora se debe añadir 'Velvet'. ¿Cómo se siente en el papel de la codiciosa Gloria?

-Si los personajes están bien enmarcados me gusta interpretarlos. Creo que el deber de un actor es disfrutar de sus personajes; lo de mala, codiciosa... corresponde a los que lo veis; a mí me corresponde entender las razones del personaje y ver que está velando por sus intereses y por los de su hija, y quizás los medios serán un poco limpios en determinados momentos, pero los justifica porque el fin para ella es positivo y justo.

La serie sigue la estela de 'El tiempo entre costuras', con la fórmula de serie de época y romance. ¿He ahí la clave de su buena acogida?

-Más que seguir la estela de El tiempo entre costuras, creo que esta producción de Bambú lo que sigue es su propia estela. Bambú se ha especializado, y además ha obtenido grandes éxitos, en la pequeña pantalla en producciones de época. Todas las que ha hecho hasta ahora o casi todas han sido de época. De hecho esta producción se rodó mucho antes de que empezara a emitirse El tiempo entre costuras. Más bien diría que se ve que hay cierta tendencia de los espectadores por las series de época.

La ficción de calidad es la nueva apuesta de las cadenas. ¿Estamos ante la próxima burbuja televisiva?

-Las cosas bien hechas son para bien, sin ninguna duda. Lo que es verdad es que ahora mismo, por razones económicas no favorece las inversiones grandes, y son pocas las que se hacen simultáneamente, siempre sin manga ancha, con mucha reflexión en cuanto al presupuesto porque no hay dinero. Siempre que se apueste por hacer las cosas bien hechas y de calidad, tiene que ser para bien. La burbuja inmobiliaria precisamente estalló porque las cosas no se estaban haciendo ni bien ni con calidad.

¿Cómo perciben los actores la lucha de audiencias emprendida por Antena 3 y Telecinco?

-Con resignación, porque nosotros ahí no tenemos ni arte ni parte.

Igual que a los jóvenes de hoy en día se le exigen conocimientos de todo para trabajar, ¿ocurre lo mismo con los actores?

-Cuando empecé este oficio era muy raro, se hacían musicales y había un grupo de actores multidisciplinares que nos conocíamos entre todos, íbamos a las mismas clases y nos preparábamos juntos; pero éramos una minoría extraña dentro de la profesión. Hoy en día, afortunadamente, hace tiempo que los actores jóvenes se forman muy bien, en profundidad, para cantar, baila, hacer esgrima, andar a caballo, hablar idiomas... Saben que se les puede exigir cualquier cosa y que todo suma. La formación, cuanto más amplia mejor.

A juzgar por su participación en 'Mira quien salta', diría que es una persona a la que le gustan los retos.

-Claro que me gustan. Son imprescindibles si quieres evolucionar en la vida, si no afrontas retos siempre te quedas en el mismo sitio.