Bilbao. Bien a su pesar, no podrá estar en Anoeta pero ya tiene un pronóstico: 1-2, una victoria ajustada para el equipo bilbaino. En cambio, no hay forma de sacarle pistas sobre la décima edición de El conquistador, aunque ya está confirmada la participación de concursantes de ediciones anteriores y el desdoble del programa en dos noches consecutivas. "Hay tanto material y tan bueno que nos daba apuro tener a la audiencia pendiente hasta la una de la madrugada porque hay entregas muy largas. Una de las quejas generalizadas era que el programa acababa muy tarde los domingos y había gente que no podía quedarse a ver El Duelo. Por eso hemos optado por repartir el contenido en dos jornadas seguidas". Serán 20 semanas de aventura, volverán a estar Juanito y Korta, la grabación "ha sido muy dura" y esta vez arranca en Iguazú, en la selva. "No empezaremos con gore-tex sino con taparrabos -o chiripá en guaraní-", revela.

Mucha gente le recuerda presentando Deportes. ¿Cómo entró en el mundo de la producción?

Mi primer programa fuera de cámara fue jefe de guionistas de Date el bote, cuando empezó con Jorge Fernández; creo que era 2001. Pero en la mayor parte de los programas que he trabajado me ha tocado hacer prácticamente de todo, desde la base, así que no me pilló de sorpresa estar a este lado.

En 25 años de trayectoria, ¿todavía echa de menos el deporte?

¡Sí, sí, sí! Soy un apasionado, me ha gustado siempre y practico todo lo que puedo. Me engancho, sobre todo al fútbol. Soy mucho más forofo ahora que antes. Empezar como becario en Deportes de Radio Euskadi yendo a Lezama y poniendo la grabadora a Iribar era lo más. Sigo yendo a San Mamés siempre que puedo y echo de menos básicamente el fútbol, el Athletic y los deportes. Muchísimo. Yo sé que algún día acabaré volviendo a trabajar en este mundillo.

¿Coquetea con la idea de regresar a Deportes antes de jubilarse?

He tenido la suerte de trabajar siempre en cosas que me han gustado, pero me gustaría volver a hacer algo relacionado con el fútbol y el Athletic. Este año creo que pueden quedar cuartos a nada que empiecen a jugar un poco más al fútbol.

¿Le provoca más adrenalina el fútbol que los 'realitys' de supervivencia?

Desde el punto de vista de los que organizamos los realitys, esa adrenalina provoca estrés. El espectador seguramente disfruta, pero nosotros sufrimos esos momentos de grabación. Es un trabajo muy bonito que en una mesa de Redacción no puedes hacer, pero también es una responsabilidad importante. Siempre hay riesgos y es un compromiso llegar a buen puerto con un equipo tan grande. Los dos meses que estamos en Argentina, tanto Joxan Goñi como yo padecemos ese estrés que en el mundo del fútbol no hay.

Cuando estudiaba, ¿se veía diseñando formatos?

En los informativos eres una pieza de un engranaje, pero después he hecho programas con un grupo pequeño de gente y abarcábamos todo el proceso. Es lo más divertido: controlar las cuatro o cinco cosas importantes de esta profesión, que es al fin y al cabo lo que hacemos con El conquistador pero a un nivel bastante superior porque hablamos de un equipo de grabación que supera las cien personas.

¿Echa de menos que le paren por la calle?

Es más relajado no salir en pantalla, pero siempre he llevado bien que me pararan e incluso me hacía ilusión.

Pues ahora se ha 'escondido' en los títulos de crédito...

Los derroteros de esta profesión te llevan por un lado o por otro y se estudia para ser periodista más que presentador. En mi caso, salir en pantalla fue coyuntural.

¿Cuántos 'realitys' lleva a cuestas, porque no solo está detrás de 'El conquistador'?

Empezamos en 2001 con Basetxea, del que se grabaron ocho o nueve ediciones más un Basetxea taberna, que era un formato similar; después hicimos La flecha amarilla -un reality en el Camino de Santiago- y diez conquistadores. No creo que haya mucha gente en el mundo que haya hecho tantos realitys de aventura desde la dirección como Joxan Goñi y yo.

Cuando estrenaron 'El conquistador' en 2005, ¿presentían esta longevidad?

La verdad es que pensábamos que el primer año iba a ser el último. Una vez que hicimos el segundo fue cuando ya nos dimos cuenta de que si lo cuidábamos bien podía durar bastante más, pero nunca diez años. Tengo que confesarlo.

¿Cuál es la clave de este éxito?

Según un estudio de la propia cadena, la gente se da cuenta de que es un programa muy autóctono, que va con el carácter de los vascos: hay que ganar a través del esfuerzo y del sacrificio. El sufrimiento es auténtico y el espectador se ve reflejado en esa filosofía del programa. Además está la propia factura, que no tiene nada que envidiar a ningún otro reality del mundo de esta categoría; y los famosos que participan no son hijos de folklóricas sino que son referentes indispensables de los mejores deportistas vascos de las últimas décadas.

Desde luego, los concursantes no participan por el premio...

Esa fue una preocupación que tuvimos, a la gente le pedimos mucho y la recompensa solo ha subido 2.000 euros respecto a la primera edición: de 18.000 a 20.000. Está claro que lo hacen por la experiencia, no por la recompensa.

¿Qué trabajo es más duro: el de antes, el de durante o el de después?

Sin duda el de durante. La grabación es muy intensa. Quienes lo ven en su casa no pueden ni imaginarse lo duro que es: el clima, problemas técnicos, permisos, accidentes,... Son dos meses de levantarte como tarde a las siete de la mañana y dejar de trabajar como pronto a las nueve de la noche. Siempre con un teléfono o un walkie-talkie al lado para posibles emergencias. Nos ponemos el listón tan alto que estamos con el agua al cuello casi todos los días. Nos metemos en un bucle del que es muy difícil salir y a veces piensas que no aguantas más, pero cuando ves los programas terminados y editados te das cuenta de que merecía la pena.