Vitoria. Dice que es tenaz, pertinente o cabezota por los cuatro costados, algo que le viene de sus orígenes aragoneses y navarros. Su madre es de un pueblo cercano a Elizondo, Sunbilla. Allí localizó hace poco el caserío donde nació, conocido como Larraburu. Se siente feliz poniendo junto a sus compañeros de Me resbala la nota de humor a la noche de los viernes. No le ha preocupado nunca la competencia de los programas rivales, el más potente Sálvame deluxe. Piensa que ellos tienen espacio suficiente para desengrasar a los espectadores y aliviar los malos humores que produce la rutina diaria.

Vuelve a estar en el candelero.

De eso se trata. Mi trabajo es comunicar, hacer que la gente se lo pase bien y entretener. En esas estamos en este programa.

¿Qué es lo que le resbala a usted?

Muchas cosas. Sobre todo lo que no es importante, esos temas de los que hacemos una montaña y son de risa.

Una mala noche la de los viernes, mucha competencia y dura. Hay un programa que se ha convertido en buque insignia del 'prime time' de ese día, ¿no le parece?

Ya veo por dónde quieres ir. Si lo dices por Sálvame, pues no ¿Qué audiencia tiene? ¿Un 20%? Hay un 80% que no ve ese programa, ahí estamos nosotros para que os lo paséis bien. Además, las audiencias están demostrando lo bien que le puede ir un programa que entretiene con humor.

¿Qué vende Miki Nadal?

Mi trabajo, mi esfuerzo y mis ganas de pasármelo bien. Estoy con compañeros con los que he trabajado mucho tiempo. Como habéis podido ver es un programa que lo que trata es de hacer reír en familia, con amigos o estando solo.

¿Cuál ha sido su último programa en televisión?

Taxi, fue un programa de La Sexta que duró tres meses, pero he vuelto a la misma cadena, a Zapeando, y allí estoy colaborando.

¿El humor es lo más importante de su vida?

No sé si es lo más importante, pero mi vida gira en torno a él: en el trabajo, en las relaciones familiares, personales y en todas mis actuaciones. El humor lo envuelve todo.

'Sé lo que hicisteis', un programa ya casi mítico, ¿qué significa para usted?

Muchas cosas, lo recuerdo perfectamente. Fueron seis años maravillosos, trabajé con un montón de gente fantástica y he vivido momentos que me han marcado mucho personal y profesionalmente.

Los espectadores quieren ver en la calle al personaje que ven en la tele. ¿Miki es tal como lo vemos en pantalla o hay filtros?

Hay filtros, hay una parte de actuación y también una parte de no ser yo mismo. Siempre hay filtros y escaparates.

¿Improvisa o se ciñe al guión?

Me gusta ceñirme al guión lo más posible, pongámosle un 85%. El guión es imprescindible para cualquier artista y la improvisación es necesaria como recurso.

En 'Me resbala' tiene que improvisar.

Hay improvisación sí o sí. Es todo un reto para mí. Cuando me ofrecieron el programa yo pensé que eso era lo que siempre me ha gustado a mí. Es todo un reto, pero yo estoy acostumbrado al humor, lo peor puede ser para los actores que vienen de otro mundo diferente.

¿Cómo es en su vida normal? ¿Tan gracioso cómo aparenta?

Pues no, de gracioso no tengo nada. En mi vida normal no soy nada gracioso. Nadie somos como nos reflejamos, es más, yo no soy como creo que soy.

¿Cómo cree que es?

Yo me veo de una manera, los demás me ven de otra y ninguna de las dos suelen coincidir con la realidad. Nos exponemos muchas veces, pero quedan muchas cosas en la recámara que nadie conoce.

Así que todo es una máscara.

Una máscara, una actitud o una cosa lógica de la vida ¿Sabes qué pasa? que todos nos creemos más sencillos y menos complicados de lo que en realidad somos. Estamos tan acostumbrados a nosotros mismos que creemos que tenemos un funcionamiento muy básico, pero luego las cosas se complican en las relaciones con los demás.

¿Cuánto tiempo lleva dando la cara en televisión?

Dieciséis años y tres meses.

Tal y como lo está diciendo parece una condena.

Parece pero no, pero empecé en Antena 3 con Pepe Navarro en La sonrisa del Pelícano y aquí me encuentro de nuevo con Me resbala en la misma cadena. En todo caso, Me resbala es una condena placentera, gratificante y, sobre todo, es trabajo, que con los tiempos que corren...

¿Ejerce de maño?

Por supuesto, ejerzo porque tengo toda mi familia allí. Soy aragonés por tres costados y navarro por uno. Una mezcla explosiva que digo yo.

¿De qué zona?

Mi madre es de Sunbilla, un pueblecito cercano a Elizondo.

¿Le gusta la zona?

Muchísimo, me encanta. Hace poco estuvimos por allí. Intentando encontrar el caserío donde nació mi madre.

¿Lo encontró?

Sí, pero me costó comunicarme con los paisanos de allí, tienen un acento vasco fortísimo y ellos se comunican en euskera. Se esforzaban por explicarme dónde estaba el caserío en castellano pero lo tenían complicado. Yo veía que las estaban pasando canutas.

¿No ha intentado aprender euskera?

Es complicadísimo. O lo pillas de pequeño o me parece a mí que a mi edad es imposible. Pero encontré el caserío donde nació mi madre e hicimos varias fotos. Mi madre, con 78 años, subió como una campeona hasta el que era su hogar. Estaba derruido y abajo tenían las bordas para las vacas, ya que ellos vivían arriba. Ella estaba muy feliz, ahora en su casa de Zaragoza tiene la fotografía que se hizo en el caserío, que se llama Larraburu.

¿Es cabezota usted?

Eso por los cuatro costados, los tres aragoneses y el navarro de mi madre. Por todos los lados. Soy cabezota, tozudo o pertinaz, como lo quieras llamar. Pero luego también soy un tío majo, afable, hasta simpático por los cuatro costados, los tres aragoneses y el navarro que he heredado de mi madre.

¿Qué le hace entrar en razón?

Vamos a ver, soy cabezota de primeras, pero enseguida recapacito, no necesito mucho tiempo.