madrid. Cuatro monta a partir de hoy una especie de noche temática de espionaje con el estreno de The Americans y el traslado de la tercera temporada de Homeland de los martes a los miércoles. Ambas han sido ofrecidas ya por Fox. Hay más de tres décadas de diferencia entre la ambientación de ambas series, pero sin duda existe un hilo conductor: la afición de las grandes potencias a enterarse de todo lo que pasa en el mundo, especialmente en los países que consideran enemigos.

The Americans es uno de los estrenos recientes mejor recibidos por la televisión americana, cuyo debut el 30 de enero en la cadena FX fue seguido en el conjunto de todos sus pases por más de 4,7 millones de espectadores, un excelente resultado para un canal de cable. Creada por Joseph Weisberg, un guionista veterano con títulos a sus espaldas como Daños y perjuicios, se desarrolla en los 80, durante los últimos años de la Guerra Fría. Weisberg, que fue agente de la CIA en su juventud precisamente en esa época, se ha inspirado en su experiencia para poner en marcha esta producción. Ronald Reagan era entonces el presidente de Estados Unidos y dentro de muy poco se iban a dar los primeros pasos para el desmantelamiento del Telón de acero. Los actores Keri Russell (Felicity) y Matthew Rhys (Cinco hermanos) dan vida a los protagonistas, un típico matrimonio de clase media americana que oculta bajo esta tapadera su condición de espías soviéticos al servicio de la KGB.

Rodada antes de que estallara el último escándalo de espionaje, The Americans sí puede haberse visto beneficiada por el efecto Wikileaks pero dejará estupefactos a los espectadores más jóvenes cuando en lugar de correos electrónicos o satélites vean el espionaje a la antigua usanza, con casettes y pelucas. Nada del glamour de Bond, James Bond. La audiencia que ronde los veinticinco o treinta años y solo haya oído hablar del Muro de Berlín en los libros de texto comprenderá gracias a esta serie lo importante que fue la división del mundo en dos bloques, la carrera armamentística y la fuerza de la URSS antes de su desintegración, con un temor constante a la III Guerra Mundial. También podrán atisbar la obsesión anticomunista que movía a Reagan y cómo antes del 11-S hubo otro orden mundial en el que el capitalismo parecía tener un contrapeso y los enemigos estaban más claros, aunque la audiencia puede sorprenderse deseando que los Jennings escapen del FBI en un final de temporada de infarto.

de menos a más The Americans tiene una de sus grandes bazas en el diferente grado de obediencia a Moscú de sus protagonistas, muy bien perfilados y con resistencia variable al sueño americano. Sin duda es una serie mucho más compleja de lo que parece en su primer capítulo y puede decirse que va creciendo a medida que avanza, que va de menos a más. Las tramas secundarias no entorpecen la principal y se ensamblan perfectamente.

¿Se parecen The Americans y Homeland? En nada, como un huevo y una castaña. La segunda ya es una serie de culto y con la primera se puede adquirir mucha cultura. El único denominador común es la paranoia estadounidense, que a veces ha ido muy lejos.