HAY dos programas que le van como anillo al dedo al espíritu veraniego que nos ocupa. Uno se llama Lo sabe, no lo sabe: es la tercera temporada y ya tienen realizados unos 250 números. Está presentado por un tipo muy cachondo cuyo nombre es Juanra Bonet. Ojo, lo de cachondo es una manera de adular ya que es un buen profesional que gana en las distancias cortas y tiene mucha cintura para las entrevistas cortas. No en balde una de las características del programa es la elección en directo de los concursantes tras breve entrevista. El programa va viajando de ciudad en ciudad y, a pesar de que llevamos la mitad del verano, vemos que tenían un buen fondo porque las grabaciones se corresponden con la pasada y lluviosa primavera. Y quizás se eche de menos esa actualidad. Pese a ser un producto fácil de enlatar, no le vendría mal un poco más de actualidad a sus concursos.

El otro programa es Bost Baietz! que presenta Julian Iantzi. Otro trotamundos de la televisión cuya sola presencia se relaciona ya con la aventura. Aquí son cinco minutos en los que un concursante responde todas las preguntas que sabe a 20 euros el acierto. Este programa sí que está más pegado al verano. Es más, parece una apuesta hecha en exclusiva para estas fechas donde tanto cambian los hábitos y la manera que tenemos los espectadores de enfrentarnos a la tele. Porque lo cierto es que, con estas noches que están haciendo, ya me dirán qué pintamos viendo a la armada inglesa dando la nota en Gibraltar en los informativos o en Informe semanal; si podemos estar cenando en la calle o en una terraza contemplando el espectáculo gratuito de la lluvia de estrellas. Esas lágrimas de San Lorenzo han sido el espectáculo más parecido a la televisión que el hombre ha contemplado desde sus orígenes. Ahí es nada.