vitoria. Este periodista vasco se sorprendió por las fuertes protestas contra el matrimonio homosexual y asegura que los franceses están "muy desencantados" con sus políticos y con la situación económica.
Es el corresponsal en París pero este año su trabajo más importante lo ha hecho en Roma. ¿Cómo vivió esa experiencia única?
Pues por la mañana, mientras iba a grabar una noticia de carne de caballo en las lasañas, me llamó mi jefe diciendo que Ratzinger había dimitido. Por la tarde, poco antes de los directos, estaba en Roma para explicar una noticia para la que el mundo no estaba preparado. Hasta a los "expertos vaticanistas" - esta expresión me hace mucha gracia y me gusta usarla- se les veía descolocados. Yo me pegaba a ellos y les hacía muchas preguntas. Fui muy pelma, pero es que estaba muy perdido.
En ese entorno religioso, ¿los periodistas son más solidarios y ayudan a los novatos?
En ese entorno, poner cara de bueno y de no haber roto un plato ayuda. Yo hice como si me fuera la vida en ver una de las últimas recepciones del ex-Papa y coló. Me faltaba la acreditación, pero al final me camelé al alma caritativa que se encargaba de ellas y me dejó entrar. Vi una de las últimas apariciones de Benedicto XVI. Me saqué la foto entre la gente, la tuiteé... Y mira que es una chorrada, pero me emocioné. Ni sé por qué.
Después de casi cuatro años en Francia, ¿podía imaginarse las protestas y la dura oposición a la ley del matrimonio homosexual?
No. Entre los colegas periodistas siempre decimos que los franceses son muy conservadores, pero no podía imaginar que la derecha y los ultracatólicos iban a conseguir movilizar a tanta gente. En la primera de las manifestaciones contra el matrimonio gay llegamos un poco pronto y allí había más organizadores que manifestantes. Me llegué a reír de la situación, pero la gracia duró poco. Aquel mismo día los anti-matrimonio homosexual ya mostraron su poderío y en concentraciones posteriores fueron batiendo su propio récord. Me ha dado bastante pena o, mejor dicho, me ha molestado ver a tanta gente manifestándose contra la ampliación de un derecho que a mí personalmente me abre las puertas del matrimonio en Francia.
¿El escándalo del ministro de Hacienda Jérôme Cahuzac ha ocupado tanto espacio como el 'caso Bárcenas?
Ha ocupado muchas páginas, pero el caso francés tiene una particularidad: todo lo destapó un diario on line de reciente creación: la web Mediapart. Poco a poco está marcando cada vez más la agenda francesa y tal vez porque los medios tradicionales se sienten amenazados, al principio optaron por no hacer mucho caso a la exclusiva de Mediapart. Los medios de toda la vida prefirieron agarrarse a la versión oficial del Gobierno, que lo desmentía todo. Ver a Rajoy dar explicaciones en el Senado hace poco me ha recordado al ministro del Presupuesto en la Asamblea Nacional diciendo frente a los diputados: "Ni he tenido, ni tengo, ni tendré una cuenta en Suiza". Gracias al trabajo de Mediapart -que conste que ni me pagan, ni tengo acciones en esta web, pero sí que los sigo y me gustan bastante- la mentira quedó al descubierto.
¿La ministra de Medio Ambiente, Delphine Batho, fue destituida por criticar los recortes?
Por la mañana la oímos criticar los presupuestos y por la tarde la convocó el primer ministro. Más claro agua. Ella dice que el objetivo de sus declaraciones era abrir un debate entre los socialistas, pero el Gobierno parece que no estaba para debates. Lo de que los ministros de Hollande se llevan la contraria cada dos por tres es una crítica bastante extendida. Primer ministro y presidente quisieron mostrar mano dura, y lo hicieron con el rival más débil. Creo que hay otros ministros con los que no se hubiesen atrevido. Según cuenta Batho, en el comunicado que sacó el Elíseo cuando dimitió el ministro de Hacienda se le agradeció su trabajo por la República. En el que sacaron al echarla a ella, no le dieron ni las gracias.
Al final parece que el Gobierno Hollande da juego informativo...
Daba más juego el anterior Ejecutivo, y sobre todo el anterior presidente. Era más impulsivo y eso da titulares más potentes. Este se lo piensa todo mil veces antes de actuar, y para cuando toma una decisión ya nos hemos aburrido de hablar del tema.
¿Los franceses también están desencantados con sus políticos?
Muy desencantados. También es verdad que François Hollande nunca ha movido montañas, las movía el antisarkozysmo. Así que no había mucho de lo que desengañarse.
¿Gérard Depardieu es un villano o siguen queriéndole?
Es un personaje que está de vuelta de todo. Esa es la imagen que muchos de los franceses que conozco tienen de él.
¿Es bueno el periodismo de investigación francés?
Muy bueno. Apuestan fuerte por ello. Y lo mejor es que les funciona. Hay programas de periodismo de investigación que van justo después del informativo de la noche, en prime time. Se agradece.
¿Este año ha tenido que ocuparse más de las noticias económicas?
El paro no deja de subir. A la gente no le sirve que Hollande diga que la recuperación ya está aquí mientras no vea disminuir el desempleo. Ahora todos esperamos a ver si el presidente puede cumplir con lo prometido. Asegura que le dará la vuelta a la curva del paro a finales de este año. Como no lo consiga, le van a caer palos por todas partes.
¿Cómo percibe la ciudadanía los desacuerdos con Alemania?
En la prensa leen que hay tiranteces y a la hora de la verdad no ven que su presidente consiga imponerse a Merkel. Supongo que eso decepciona.
¿El país apoyó la decisión de intervenir en Mali?
Mayoritariamente sí. Sólo la extrema izquierda lanzó alguna crítica y tampoco metió mucho ruido. Me sorprendió que no hubiera casi debate. Es de lo poco con lo que Hollande ha podido sacar pecho.
¿Es chocante trabajar en un país que se mete en solitario en una guerra?
Más chocante todavía se hace vivir la guerra en la distancia. El Ministerio de Defensa nos daba cada día el parte de lo que estaba pasando muy lejos de aquí. Después de haber estado en Oriente Medio y ver la guerra sobre el terreno, sí que se me ha hecho raro.
Y otro Tour y otro Roland Garros sin ganadores franceses... ¿quién es el ídolo deportivo del país?
Un nadador que sale en más de un anuncio, que además es un katxarro de tío, Camille Lacourt. En el resto de deportes están de capa caída.