HAY frases que hablan por sí mismas. Una de esas la ha pronunciado María Dolores de Cospedal que parece haber salido ya del mutismo tras su traspiés con Bárcenas e incluso es capaz de pronunciar su nombre. Dijo algo así como que los "escraches son nazismo puro". Ya ven algo que nació de la impotencia de los argentinos por denunciar públicamente a quienes habían participado en robos de bebés en la dictadura ahora se le vincula con Hitler y mocoverde el último. Otra de las frases escuchadas esta semana pertenece a la Abogacía del Estado: "la infanta no tuvo participación dolosa" en Nóos, o sea, en la empresa de su compañero del alma Urdangarin. Vale, son frases y más que daño solo suben el nivel de cabreo general. Una de mis preferidas de esta semana es la de Miriam de GH que reconoce que sí; que ha mantenido "tocamientos" con Igor debajo del edredón. Vamos, confirmó lo que todo el mundo había visto en el programa. Está claro que los concursantes saben que tienen que rizar el rizo mientras estén ahí dentro o se van de patitas a la calle. Esta edición está batiendo todos los récord de participación. Ya ha salido y entrado tanta gente que los que solo vimos el primer programa ya no conocemos a casi nadie. Pero la frase televisiva más reveladora la ha pronunciado, como no, el ministro José Ignacio Wert. "Algunos tontos que están a mi alrededor en el departamento de Educación estaban a favor de que fuera a Salvados pero mi hijo, que es más sensato, me dijo que no". A ver quien se atreve a juzgar qué es más desconcertante: que un ministro no se atreva a participar en el programa de el Follonero por recomendación de su hijo, tirar la piedra del nazismo de la Cospedal, el dolo de la pobre princesa que niegan los abogados del Estado. Por audiencia estaría claro: los tocamientos pecaminosos de la expulsada de Gran Hermano.