bilbao. Aunque la temperatura del horno está más para pan sin sal que para repostería fina, Nissan no se arredra y pone a la venta de manera casi simultánea dos creaciones deportivas, productos de larga proyección pero corto recorrido comercial. Tras lanzar a final de 2013 el renovado coupé 370Z, la casa japonesa anuncia ahora la llega- da del GT-R, icono para manos finas y bolsillos superdotados (desde 106.000 euros). La misión de ambos modelos es consolidar a la marca en ese nicho del mercado al que pocos acceden pero con el que muchos sueñan.

Para esa mayoría de personas que se conforma con automóviles convencionales, y para quienes ni siquiera pueden permitirse adquirir coche, las grandes creaciones deportivas son, además de posibles objetos de deseo, escaparates que plasman los avances en diseño y tecnología del fabricante. En esta oportunidad, esos modelos de ensueño comparten con los Qashqai y compañía mucha más genética de la que parece.

Estos renovados estandartes cubren dos niveles de la oferta sucesivos. En el plano medio-alto figura el 370Z, la medicina de Nissan contra los coupé de silueta sugerente y modales efusivos. Es un segmento por el que discurren el Audi TT, el BMW Serie 1 Coupé, el Porsche Cayman, el Peugeot RCZ, etc. Aglutina un público heterogéneo, que cubre un amplio abanico de edades y situaciones personales. Lo integran algunos jóvenes dispuestos a realizar un esfuerzo económico superior al que exige un modelo normal, clientes de edad media que buscan un segundo coche o parejas maduras liberadas de obligaciones familiares que deciden superar asignaturas pendientes. Todos buscan sensaciones, tanto visuales como dinámicas.

Nissan ofrece alicientes de ambos tipos, si bien apunta más a los amantes de la conducción que a los estetas. El nuevo 370Z está disponible en dos formatos: biplaza con cabina cerrada y convertible con techo de lona. Ambos comparten la configuración clásica de propulsor delantero y tracción trasera. La edición que acaba de llegar a los distribuidores conserva sus rasgos esenciales aunque presenta pequeños matices. Mantiene la eslora (4,25 metros) pero recorta un poco la distancia entre ejes y ensancha sus vías. La entrega actual instala un paragolpes delantero remodelado para alojar luces LED diurnas, que describen un trazo vertical junto a los pasos de rueda; también incorpora retoques en la decoración interior y en el diseño de las llantas. Su precio (desde 46.000 euros) le confiere una relativa ventaja respecto a casi toda su competencia.

Uno o dos escalones por encima de este producto se sitúa el GT-R, un auténtico purasangre para entendidos. Nissan pone este coupé 2+2 plazas de 4,67 metros a disposición de personas con los recursos financieros y de conducción preceptivos para hacerse con un coche de 106.000 euros capaz de lanzar en estampida 550 caballos. Es, por tanto, una propuesta propicia para que pilotos con luces derrochen adrenalina.

En su última entrega esta máquina gana eficacia y precisión de movimientos. Además de evolucionar el motor consiguiendo una mejor respuesta, el constructor ha aplicado al chasis las conclusiones extraídas en el ámbito de la competición. Fruto de las mismas, retoca la unión al suelo y rebaja el centro de gravedad para ganar estabilidad y tracción; también refuerza la rigidez estructural de la carrocería.