Vitoria. Es santurtziarra y lleva la mar en la venas. Su abuela, Primi Santos, fue la última sardinera en activo; su abuelo fue cocinero en dos barcos pesqueros. A través de ellos y de su entorno se ha empapado de historias relacionadas con la mar que le han llevado a navegar en las ondas radiofónicas con temas siempre relacionados con universo marino. Itsas tantak acaba de cumplir un año en Onda Vasca y reúne los ingredientes suficientes para enganchar al oyente y hacerle vivir una espectacular singladura. A Edu Araujo le gusta practicar deportes marítinos, surf sobre todo; realiza documentales y también lleva cuatro años metido una historia que le llena plenamente y que es una parte fundamental de su vida: criar a su hijo Peio.
Segunda temporada con el programa, ¿qué balance hace?
Acabamos de cumplir un año el fin de semana pasado. El balance es muy positivo y estamos encantados con lo que hemos hecho hasta ahora.
¿Cómo ha arrancado esta nueva etapa radiofónica?
Con las mismas ganas y la misma ilusión que cuando arrancamos hace un año. Creo que hemos madurado y que el programa es más rico y tiene más personalidad. Hay voces fijas que se han ganado el puesto porque aportan opiniones muy interesantes, entretenidas y emocionantes.
¿Qué es lo que a usted le atrae de la mar?
Muchas cosas, si te dijera todas con esta pregunta llenaría la entrevista. La mar es otro universo, cuando te metes en ella dejas atrás todo: tu vida, tus problemas, el estrés, casi dejas en tierra hasta tu personalidad. En la mar eres otro, eres más tú mismo y a mí me supone muchas cosas: salud, buenos ratos... Es una auténtica terapia.
La mar es muchas cosas tal y como escuchamos en 'Itsas tantak': navegación, nadar, surfear, buceo, pescar, etc, ¿qué es lo que le gusta a usted más?
Todo lo que puedo probar lo pruebo. El tiempo no da para todo. Me gusta el surf, quizá lo que más hago; me gusta la vela; me gusta el buceo, aunque lo práctico menos de lo que quisiera; también la pesca, pero cada vez pesco menos porque hay tan pocos peces en nuestras costas que me da pena pescar y me gusta todo lo que se relacione con lo que sea mar. Pero también me gusta la biología marina, la historia, la arqueología naval. Cualquier cosa que tenga que ver con el salitre me va mucho.
¿Qué quiere transmitir a sus oyentes del programa?
Quiero que se sumerjan en un universo completo. Me gustaría ser capaz de transmitir esa paz que tiene la mar, pero también esa inquietud que genera, porque la mar es poderosa y fuerte: es naturaleza salvaje y sabemos que no siempre es pacifica. Aún en los peores momentos, la mar te pone de frente contra ti mismo y es una experiencia que siempre enriquece; la mar tiene muchos tesoros para quien sabe mirar dentro de sí mismo.
Decidió hacer periodismo en vez de dedicarse a lo que más le atrae, ¿por qué no se hizo marino?
Lo estuve considerando y en la familia todo el mundo daba por sentado que iba a ir por ahí. Pero me gusta mucho contar historias y si son historias de la mar, mucho mejor. La vida del marino profesional es muy dura. Vengo de familia de marinos y sé lo que han sufrido ellos y lo que sufre la gente que se queda en tierra, la que se queda en casa. A mí me gusta ir a la mar a divertirme, a entretenerme. Los marinos profesionales tienen que hacerse a la mar en momentos que saben que lo van a pasar mal y que puede haber momentos muy duros. Yo quería tener otra relación con el universo marino y lo encontré en el periodismo.
¿Tiene otros proyectos profesionales entre manos?
Con esto de la crisis hay muchas cosas paradas. He colaborado en algunos documentales como guionista o como cámara. Hice el primer documental que emitió ETB sobre Unai Basurko. Tengo varios proyectos muy bonitos relacionados con el avistamiento de ballena, en Santurtzi. Siempre que puedo colaboro con alguna ONG en defensa del océano. Sobre todo tengo un proyecto muy importante, mi hijo Peio: llevo cuatro años criándolo y es mi mejor proyecto.
¿Cuánto tiempo puede estar alejado de un puerto de mar?
A partir del tercer día empiezo a tener síndrome de abstinencia. Si pasan siete días y no he visto la mar, me empiezo a sentir raro, me miro al espejo y no me veo igual. Si pasan ocho o nueve días, y no me he pegado un baño surfeando o dándome un chapuzón, noto que físicamente no me encuentro bien. Tengo que tener contacto con el agua.
¿También en invierno?
Por supuesto, el invierno es el momento ideal para hacer surf, es cuando más y mejores olas hay. Es la estación en la que más me relaciono con la mar, en verano estoy muy poco en la playa.
¿No le gusta verse rodeado de bañistas?
Las playas están saturadas de gente y no me gustan nada las aglomeraciones. Yo lo que busco en la mar es la tranquilidad y eso no se consigue con los atascos o con hacer surf en una playa que está muy abarrotada de personas.
Su familia está muy relacionada con la pesca en Santurtzi, ¿no?
Mi abuela, Primi Santos, fue la última sardinera en activo en Santurtzi, era de las sardineras que iba a Bilbao a vender la pesca y lo hizo hasta los ochenta años. Es una mujer con coraje, de las que lo daban todo por su familia, nunca ha regateado ningún esfuerzo para sacar adelante a los suyos. Mi abuelo fue cocinero del Aires de Santurce y del Arcocha Balenciaga.
¿Las vivencias que le sirven de base para hacer su programa de radio tienen que ver con su familia?
Sí, porque fueron ellos los primeros que me metieron el veneno de la mar en el cuerpo. Siempre me han enseñado a ver cómo era realmente la mar. Esa pasión que tengo por todo este mundo para mí es un universo, es lo que intento transmitir cada semana en Onda Vasca a través de Itsas tantak. Quiero que los oyentes sientan que esos sesenta minutos son para hacer un alto en el camino y sumergirse en un mundo diferente.