Vitoria. La crisis también está afectando a la televisión de muchas maneras: no es momento de apostar por la innovación, las plataformas de pago captan menos clientes y el consumo sigue subiendo.
¿Hubo muchas sorpresas televisivas en 2011?
No fue un año de grandes sorpresas. Si tuviera que destacar algo, sería el éxito de los contenidos de entretenimiento tipo talent show como Tu cara me suena de Antena 3. Hasta hace unos años el formato de entretenimiento de prime time estaba en un momento de decadencia por el auge de las series de ficción, especialmente de las estadounidenses. De pronto todo empieza a cambiar y funciona este tipo de formatos.
¿No le ha sorprendido que TVE mantuviera el liderazgo en su segundo año sin publicidad?
En su cuota de pantalla no se incluye publicidad, algo que en el caso de Telecinco y Antena 3 sí ocurre, por lo que cuando dan paso a los anuncios su audiencia media baja, lo que no le ocurre a TVE. En su caso tenemos la cuota de pantalla neta del contenido sin pausas publicitarias, lo que es una ventaja competitiva en cuanto a nivel de audiencia. En todo caso, no me sorprende nada que TVE sea líder porque creo que determinadas apuestas suyas se desmarcan de las ofertas de otras cadenas públicas.
¿También estaba previsto que fuera el año de mayor consumo, 239 minutos por persona y día?
No es algo puntual, es una tendencia de los últimos años. También es cierto que esa tendencia al alza no es proporcional al momento de la oferta televisiva y que se produce a pesar de que ahora la televisión se consume en otros medios como Internet y teléfonos móviles, y que en principio en este dato que da la audimetría no está incluido el consumo a través de otras pantallas. Esto refuerza la idea de que la introducción de contenidos televisivos por otras vías, lejos de restar audiencia a la pantalla principal viene a darle más promoción y genera ganas de ver ese contenido en televisión.
¿Puede seguir creciendo el consumo? ¿Dónde está el techo?
Es difícil preverlo. Lo que está claro es la tendencia: estos años marcan un crecimiento moderado, pero crecimiento al fin y al cabo. A todo ello hay que añadirle el contexto de crisis económica. En un momento en el que las familias tienen menor poder adquisitivo, dedicamos más tiempo a actividades que impliquen el menor gasto y entre ellas está ver la televisión gratuita. El contexto ayuda a que se incremente el consumo televisivo, pero hay que tener en cuenta más factores. La multiplicación de pantallas y de contenidos se ha traducido en un gran incremento de consumo. La tendencia es al crecimiento pero, como el tiempo que dedicamos al ocio es limitado, evidentemente tiene que haber un techo.
¿La crisis ha afectado a la televisión de pago?
La televisión sufre, como todos los sectores. Tanto la gratuita (por el descenso de publicidad) como la de pago. Si las familias tienen menos capacidad adquisitiva para bienes y servicios básicos, podemos imaginar qué ocurre con la televisión. Evidentemente la situación económica lastra el crecimiento de las televisiones de pago. En el último año las plataformas han captado muy pocos clientes.
¿También es normal que algunos formatos como 'Gran Hermano' no caduquen?
En los últimos años Telecinco ha basado su parrilla en la ficción, los espacios de corazón y realitys de este estilo que tienen la ventaja de que generan contenidos para el resto de sus programas. Le está funcionando relativamente bien en términos de audiencia, por lo que no es ninguna sorpresa que siga siendo así. En todo caso, la televisión, como la economía, también es cíclica. Hay momentos en los que unos contenidos están en alza y otros en los que pierden popularidad. Cuando alguna de esas patas comience a fallar, Telecinco empezará a cojear.
¿En esta época no se pueden esperar innovaciones televisivas?
La televisión es un negocio de riesgo, es una industria basada en prototipos, produce un programa y si fracasa, fracasa el prototipo producido. Es un negocio que tiene un índice de fracaso bastante alto, aunque el año pasado fue menor al de los anteriores, pero aun así sigue siendo alto. Volviendo al caso de Telecinco, en tiempos de vacas flacas y de crisis, apuesta por lo seguro, por lo que le ha funcionado, y hasta que no le falle no lo va a tocar. En televisión hay una regla de oro: "Si algo funciona, no lo toques". En época de bonanza nos podemos permitir el lujo de no hacer caso a este dicho y de apostar por la innovación, pero ahora no.
¿Entonces 2011 fue un buen año?
No fracasaron tantas apuestas como en años anteriores. El grado de acierto fue mayor. Aun así, la probabilidad de fracasar en televisión sigue siendo más alta que en otras industrias. Es complicado porque hablamos de industrias culturales, donde el producto que se comercializa no es un bien físico, sino un contenido que se emite.
¿Los 'hijos' de los canales principales están evolucionando al ritmo previsto?
Cuando se incrementa la oferta de canales temáticos de la TDT, había una previsión clara: que los grandes canales iban a perder audiencia que iba a pasar a los de nueva creación. Poco a poco los canales minoritarios han ido sumando espectadores, pero no han llegado a convertirse en grandes canales porque tampoco aspiraban a ello. Los grupos de comunicación que están detrás son los mismos que tienen los canales mayores, por lo tanto no les interesa que los pequeños crezcan más allá de un determinado nivel porque están comiendo terreno a su canal principal. Sólo intentan complementar la oferta de su canal generalista. En 2011 los canales temáticos en su conjunto sumaron un cuarto de la audiencia total, lo que no está nada mal pero no hace insostenibles los canales principales.
¿En 2012 va a haber más cambios?
El sector televisivo está en proceso de maduración y me parece que será así bastante tiempo más. Siempre ha estado muy vinculado al poder político y los cambios que se han producido en su industria han dependido de los cambios legislativos de los sucesivos Gobiernos, que han influido de forma radical en el panorama televisivo que tenemos. Las novedades en tiempos convulsos significan inestabilidad y eso es lo que no quiere el negocio. En España todavía no hemos dado con el modelo de televisión del futuro. Lo que sí hemos visto ya es que cada vez más canales dependen de menos propietarios. Sin embargo, no me atrevería a decir que los cambios políticos que han derivado en cambios en el sector televisivo hayan sido necesariamente negativos. Es cierto que tanto los Gobiernos del PSOE como los del PP han dado palos de ciego y que han velado más por sus intereses políticos que por el interés del sector audiovisual. Eso se ha traducido en la oferta que tenemos y seguirá siendo así porque el sector televisivo está muy regulado, pero creo que las ventajas actuales son más que las desventajas.
¿Este año va a ser decisivo para las televisiones de la Forta?
Va a ser decisivo y además muy duro. Si tenemos en cuenta el estado de las cuentas de las autonomías, se llega a la conclusión de que estas televisiones van a sufrir recortes, cierres y posiblemente privatizaciones. Viendo el contexto en el que estamos, creo que lo lógico sería que los canales autonómicos y Televisión Española llegaran a algún tipo de acuerdo para crear una gran corporación de canales públicos porque no es sostenible que cada comunidad tenga su televisión autonómica pública.