Pamplona. Decidió ser actor cuando estaba cursando sociología. Diez años después se siente encantado con la decisión y ve como muchos de sus sueños se han hecho realidad.

Ha pasado por todo tipo de series, alguna sin estrenar en televisión.

La última ha sido Punta Escarlata para Cuatro. Estoy a la expectativa para ver si alguna vez la pone, esperamos que sí.

Su padre es un periodista muy conocido, ¿nunca ha sentido tentaciones de dedicarse al mundo de la información?

No, nunca he tenido esa clase de tentaciones, tenía otras (risas). Mi padre en su día escogió un camino y yo he tomado otro. No creo que siempre las profesiones de los padres influyan tanto en los hijos. Se dan casos en los que sí, pero no es el mío.

¿Lo suyo era vocacional?

No. Fue algo que me enganchó tarde. Yo estaba en la universidad haciendo una carrera, la verdad es que estaba muy perdido y no estaba contento ni feliz con aquello. Una amiga me propuso hacer teatro y lo probé.

¿Le gustó el sabor del teatro?

Me encantó. Lo aparqué todo y me metí en esto hasta el fondo.

¿Se puede saber qué carrera hacía?

Sociología, pero en realidad hacía más sociología de bar, la verdad.

¿Aprendía mucho?

Bastante, en el bar de la facultad aprendí bastantes cosas, algunas interesantes. En la facultad, pero fuera de las clases aprendes mucho, más que dentro de ellas.

Una carrera difícil la de actor.

Sí. Además, cada vez que pasan los años uno se va dando cuenta de que es eso, una carrera difícil. Al principio, en mi caso por lo menos y al coger esta carrera de rebote, era diferente. Fue cogiendo peso con el paso de los años, al darte cuenta que realmente ser actor es complicado. Evidentemente, hay que aprender lo básico que te enseñan desde el primer día.

¿Cuál es esa enseñanza básica?

Estás aquí para pasártelo bien y hacer feliz a los demás.

¿Cómo lleva los altibajos de este tipo de trabajo?

De momento he tenido bastante la flor en el culo, he ido enganchando una cosa con la otra, pero he tenido parones durante algún tiempo. Al principio, coges estos parones con calma. Ves a muchos amigos y colegas que están parados, son situaciones cercanas. Intentas no caer en el pozo, pero acabas cayendo y te atacan los fantasmas que llevas dentro.

"Bandolera" una serie de emisión diaria. ¿Un trabajo exhaustivo?

El trabajo es muy duro. Yo no había estado nunca en una serie diaria de esta manera. Para mí ha sido un proceso de adaptación complicado. Vamos bastante de culo porque el ritmo de producción es complicado y hay que estar ahí dando el callo.

¿Cree que se resienten los resultados de la serie con ese ritmo de trabajo?

Por supuesto. Hay un ritmo alto y un presupuesto más reducido si lo comparamos con alguna serie de prime time. Esta es una serie diaria con ingredientes de culebrón, eso lo tenemos claro.

¿Le enganchó a la primera o se lo tuvo que pensar?

Me enganchó el guión. Me gustó. Cuando me llamaron para hacer el casting me pareció que había personajes muy ricos. La situación histórica me pareció muy curiosa, una situación que yo no conocía y era la primera vez que me ofrecían algo de época. Narra la decadencia de los bandoleros románticos europeos que llegan a estos pueblos enamorados de Andalucía. Dije: ¡Ostras! Qué chulo. Me enganchó a la primera.

¿Vio que era mucho trabajo?

Eso viene después. Te das cuenta que vas a hacer un trabajo de serie diaria y vas a tener mucho curro, pero gracias a Dios tenemos trabajo.

¿Puede vivir bien de su trabajo de actor?

Pues sí. No me puedo quejar.

¿Nunca ha tenido que combinarlo con ser camarero u otras cosas?

Sí, por supuesto. Sobre todo al principio, cuando estás estudiando. El primero y el segundo año lo combinaba con la facultad, luego me decanté por el teatro. Pero claro que fui camarero y muchos más trabajos, tienes que pagar alquiler y vivir. Había que sobrevivir.

¿En su casa aceptaron de buen grado que cambiara la sociología por la interpretación?

Costó, costó… Pero es normal, yo lo entiendo. Tienes diecinueve, veinte años, estás haciendo una carrera y de repente al niño se le encapricha hacer teatro de la nada. Es complicado para unos padres, yo me pongo en su piel y les entiendo. Entiendo que al principio no les gustara nada.

Ahora, ¿qué dicen?

Vieron que me enganché y me dieron rienda suelta. Ahora están contentos y miran mi trabajo con mejores ojos.

Llamarse como su padre y siendo los dos personas conocidas tiene que dar pie a situaciones curiosas.

Más de una vez. Sigue habiendo personas que nos confunden o que solo conocen a mi padre. Una vez me tenían que recoger en coche y el conductor esperaba encontrar a mi padre… Hay anécdotas de este tipo, pero cada vez nos van situando mejor y nos ponen a cada uno en nuestro sitio.

¿Cómo llegó a la serie "Hospital Central"?

Fue mi primer casting en Madrid y tuve suerte, confiaron en mí. Fue un salto potente, pero no caes y piensas en dónde te has metido. Empecé en Hospital Central con mucho volumen de trabajo y no tuve tiempo de pensar. Lo vas asimilando cuando te empiezas a ver en la televisión.

¿Le reconocen por la calle?

Sí, en Hospital me reconocían. Luego hubo un parón, Punta Escarlata no se emitió y ya sabes, cuando no sales en la tele desciende el interés por ti. Ahora empiezo a notar otra vez el calor de la gente.

¿Cómo lo lleva?

Bien, bien a ratos. Es lógico si te enganchan un día que acabas de discutir con alguien, pues no estarás muy bien. Cuando estás mal intentas sobreponerte un poco, porque la gente se acerca normalmente con mucho cariño y unas palabras bonitas se agradecen muchísimo.

¿Le ha costado mucho salir de Catalunya?

Mucho, el pasado fin de semana fue el primero que me he quedado en Madrid. Yo siempre vuelvo a mi tierra, en época de parones y en cuanto tengo un fin de semana libre, allí estoy.

¿Qué echa de menos?

El mar. He buscado lo bueno que tiene Madrid, pero, como es evidente, no he encontrado el mar.

¿Hombre de mar?

Nací delante del mar y cuando no lo tienes cerca lo notas mucho. Evidentemente, echo de menos a la familia y a mis amigos. Pero el mar es la referencia a todo los demás.