VITORIA. Ana Pastor prepara las entrevistas con exhaustividad y no se rinde en su búsqueda de respuestas. En octubre dio mucho que hablar la visita de Esperanza Aguirre a su programa.

¿Ha pasado estos meses sin echar un vistazo a "Los desayunos" o ha puesto a su hijo a verlos con usted?

Lo he seguido prácticamente a diario y sin esfuerzo. Como muchas mujeres saben, con un recién nacido los horarios desaparecen y las horas de sueño también. Además ha sido un lujo como espectadora poder seguir el programa con Ana González al frente. Mi hijo casi ya reconoce la voz de los tertulianos y hasta tiene sus preferidos... (se ríe)

¿Ha sido muy duro el regreso?

Admito que el bebé me ha generado una dependencia física y emocional maravillosa. Hasta la vuelta al trabajo ha venido conmigo a todas partes, pero antes o después teníamos que separarnos. Es algo que hoy nos ocurre a todas las madres trabajadoras que, por cierto, son también mayoría en el equipo de Los Desayunos.

Es su segundo curso en el programa. ¿Es de natural madrugador o le ha costado acostumbrarse?

Bueno, levantarse a las 4 de la mañana no sé si puede llamarse sólo madrugar... En este horario a veces 15 minutos más de sueño son vitales para sobrevivir con dignidad el resto del día, así que tratamos de apurar al máximo. Cuesta, pero la ventaja en mi caso es que soy una entusiasta del trabajo y voy encantada.

¿A qué hora se obliga a ir a dormir?

Pues ahí soy muy poco disciplinada. Nunca me acuesto antes de las once, ni siquiera durante el embarazo. No necesito dormir muchas horas y me gusta ver los debates nocturnos. Además por las noches es el momento en el que más fácil me resulta hacer llamadas para conseguir información política. Enredar es una de mis aficiones...

Antes de hacerse cargo de este espacio, ¿era de las que no decía ni palabra las primeras horas del día?

No, ¡¡¡qué va!!! Me levanto ahora y antes con ganas de hablar... otra cosa es el humor.... (risas)

Usted siempre ha sido una gran repreguntadora, pero algunos la descubrieron después de la última entrevista con Esperanza Aguirre....

Fue una entrevista muy intensa que tengo ganas de repetir en breve. Aguirre es de las que da la cara y estoy segura de que volverá más pronto que tarde. Y sobre las repreguntas, pienso que son la base de una buena entrevista y la hacen más dinámica para el espectador.

¿No se repregunta por miedo, por indiferencia o porque no se escuchan las respuestas?

La mayor parte de las veces por no escuchar e imagino que en alguna ocasión por miedo. Ahí tenemos que aprender mucho del periodismo estadounidense. En las ruedas de prensa, si al periodista del New York Times no se le responde, el siguiente de otro medio repite la pregunta... no tiran la toalla hasta encontrar una respuesta... y ése es mi lema: no hay que rendirse nunca por respeto a la audiencia que espera esa respuesta.

Parece normal ir a ruedas de prensa para que nos lean un comunicado. ¿Tendríamos que plantarnos?

Es una tentación de algunos políticos que no se puede permitir. Cuando ha ocurrido, los medios lo hemos denunciado para que la gente sepa que no podemos hacer nuestro trabajo en condiciones y que la sociedad es la principal perjudicada.

¿Se tarda más en preparar un buen cuestionario que en hacer la entrevista?

A mí me gusta dedicar mucho tiempo a preparar las entrevistas. No me gusta dejar flecos sueltos y siempre trato de tener controlada toda la información que pueda salir. Soy una hipercontroladora. Una vez comienza, sólo me propongo disfrutarla. Y lo consigo prácticamente todos los días.

¿Se desespera cuando avanza la entrevista y no distingue un titular?

Como he dicho, no me rindo nunca. Hasta que no llegan las diez y cuarto y acaba el programa, siempre hay posibilidad de conseguir algo. En eso consiste una buena entrevista. Esto es como el fútbol. Hay posibilidad de meter gol hasta que el arbitro pita el final.

Cuando acaba una entrevista, ¿se le ocurren preguntas mejores?

Casi siempre, pero intento no torturarme porque ya no hay remedio.

¿Echa de menos "59 segundos"?

Continúo disfrutándolo como espectadora. Lo sigo en la página web de TVE. Los jueves solemos incluir testimonios de las entrevistas de María Casado de la noche anterior que nos sirven para el debate.

¿Tiene tentaciones ahora de bajarles el micrófono a los invitados?

Tentaciones tengo, pero ahora suelo cortar directamente. A veces ni siquiera espero 59 segundos. En Los Desayunos no nos gusta perder el tiempo.

Quinto año en televisión. ¿Echa de menos la radio o quita el síndrome de abstinencia con Toni Garrido?

Efectivamente, gracias a la propuesta que me hizo Toni hace ya varios años para estar en Asuntos Propios de RNE, puedo seguir en contacto con ese medio. Además, su programa mezcla actualidad con un sentido del humor único en el panorama actual. Me gusta que le da la vuelta a todo y por eso es diferente.

Han cerrado CNN+. ¿Está de luto el periodismo?

Es una noticia lamentable. Por lo que simboliza para este país, porque se va mucha gente a la calle que peleó mucho por conseguir un trabajo y porque como público perdemos a quien ha sido mi maestro, Iñaki Gabilondo.

Aseguró estar fascinada con las sensaciones del embarazo. Ahora vienen las entrevistas más difíciles: preguntar al bebé cuándo va a dormirse o dónde ha metido el chupete...

Ahora estoy fascinada con él y con las sensaciones que produce ser madre, como no poder controlar gran parte de las cosas que suceden en mi vida porque todo gira en torno a él. Cuando eres madre conoces umbrales de amor y dolor que no pensabas que podían existir. Pero yo me lo tomo con calma. Mis amigas dicen que no parezco primeriza. Alguna incluso asegura que parezco una matrona y no una madre porque no pierdo los nervios. Además tengo la suerte de tener un bebé muy tranquilo. Un conocido político del PP me dijo hace poco que mi hijo es así porque lo dejé extasiado en el embarazo con tanto madrugón...