La litiasis renal, más coloquialmente conocida como 'piedras en el riñón', es una patología conocida desde la antigüedad más remota, y es que ya Hipócrates en el siglo V a.C. hablaba del 'mal de la piedra', de la dificultad para orinar de los hombres ancianos, según asegura en una entrevista con Infosalus Alfonso Cubas Alcaraz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid).

Se trata de un problema bastante frecuente entre la población ya que, según datos de la Sociedad Española de Nefrología, entre el 5-12% de la población de los países industrializados padece algún episodio sintomático antes de los 70 años de edad. "Esto supone que más de dos millones de españoles han tenido algún episodio. Cerca de 150.000 españoles sufrirán algún episodio de cólico renal al año. Es, de hecho, una de las causas más frecuentes de urgencia hospitalaria; y, aunque sólo sea por el dolor que produce, además de las posibles complicaciones, una verdadera urgencia", añade.

A su vez, menciona que estos episodios suelen ser más frecuentes entre los hombres, en una proporción de 2 hombres frente a 1 mujer: "Sobre todo se dan en jóvenes, entre la segunda y la quinta década de la vida. En las mujeres de más de 55 años se ven con más frecuencia litiasis relacionadas con infecciones de orina. Pero el grueso de litiasis metabólicos lo vemos en pacientes entre 25 y 55 años de edad".

¿Cómo prevenirlos? En resumen, el experto aboga por aumentar la ingesta de agua y hacer una dieta sana variada y moderada, añadiendo la toma de algún fármaco modificador del pH urinario si fuera necesario y es prescrito por un médico; aunque más adelante ahondaremos en ello.

El caso es que las piedras en el riñón, según indica, son consecuencia de la sobresaturación de sales en la orina. Ésta a su vez produce cristales, sobre los que se van depositando más cristales, hasta formar una piedra. "Las piedras pueden contener más de un tipo de cristales, y la formación de algunos cristales, como los de ácido úrico, pueden favorecer la formación de piedras de calcio alrededor de ellos, por depósitos de sales cálcicas sobre ese núcleo úrico", agrega.

El doctor Cubas señala que estos cristales se componen habitualmente de sales de calcio, sobre todo oxalato cálcico; aunque también son frecuentes las de uratos, dependiente del ácido úrico; aunque también pueden darse otras, también cálcicas, de origen infeccioso. "Algunas alteraciones metabólicas pueden producir éstas u otras litiasis diferentes", apostilla.

En concreto, dice que la litiasis puede darse en la pelvis renal, esa especie de embudo que recoge toda la orina formada en cada riñón; pasando por el uréter, que es la conducción de la orina hasta la vejiga; y en la propia vejiga, donde se almacena la orina; hablando por tanto de litiasis renal, ureteral, o vesical dependiendo de su localización.

Con ello, el jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid) afirma que un exceso de calcio, o un exceso de úrico, o una ingesta muy baja de agua, o una alteración metabólica que favorezca la excreción de calcio o úrico en la orina o cambie el pH de la misma, puede favorecer la formación de piedras; "todos ellos factores que deben ser valorados y tratados cuando se trata de pacientes con litiasis recidivantes".

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LAS PIEDRAS EN EL RIÑÓN?

Sobre la clínica más frecuente, el nefrólogo destaca que "por lo doloroso que es no pasa desapercibido", apuntando al cólico renal. También se puede producir en un episodio de litiasis dolor a nivel lumbar, muchas veces con irradiación abdominal, de comienzo relativamente rápido o brusco, intenso, con fases de dolor muy agudo, que cede parcialmente para volver a aumentar.

"Es un dolor que demuestra que algo se está retorciendo y no nos deja parar quietos. No hay postura de alivio. El que lo tiene sabe que no puede parar quieto, y no se relaciona con los movimientos. Se debe al intento de propulsar la piedra hacia vejiga, con movimiento intensos de la pelvis renal y el uréter, que a su vez están distendidos por el stop de la orina, lo que incrementa el dolor. Es el dolor típico de víscera abdominal con peristaltismo, es decir, con movimiento de la víscera", describe el doctor Cubas.

En ocasiones, según subraya, el paciente que ha tenido algún cólico puede notar el inicio del cuadro, pero suele ser de comienzo imprevisto: "Es cierto que cuando alguien ha tenido un cólico renal, cualquier dolor lumbar le pone en alerta por el miedo a que se repita".

Otras veces se diagnostica litiasis renal de forma casual al realizar un estudio renal, habitualmente por ecografía o radiología, o bien por otra causa, como puede ser la presencia de microhematuria (hematíes en el análisis de orina) o por la insuficiencia renal crónica en pacientes mayores.

En cuanto a las complicaciones que puedan tener lugar en los episodios de litiasis, el nefrólogo del Hospital Universitario de Getafe mantiene que el cólico renal "ya es un problema en sí mismo", representando de hecho una urgencia, no solo por el dolor que produce, sino porque también traduce una obstrucción del flujo de la orina. "Eso puede provocar la pérdida transitoria de la función de un riñón, hasta que no se abra la salida, que a la larga puede producir insuficiencia renal. El riñón es muy sensible a los daños que se producen por obstrucción, pudiendo quedar daños permanentes en algunas zonas del mismo", alerta el especialista.

Por otro lado, en el organismo, cualquier líquido biológico que debe fluir y no lo hace es susceptible de infectarse, avisa el doctor Cubas, máxime si uno de los extremos de la vía urinaria está en la zona perineal, "zona sucia por definición con posible colonización de gérmenes e infección de esa orina remansada", lo que puede producir una infección del propio riñón o 'pielonefritis', una complicación grave tanto por el riesgo vital que supone una infección grave, como por el daño renal que se ve incrementado. La apertura de la vía urinaria, a ser posible, eliminando la piedra, es obligada en estos casos.

Además, el doctor Cubas recuerda que la presencia repetida de litiasis renal se ha relacionado también con algunas formas de cáncer renal.

¿CÓMO SE PUEDEN PREVENIR?

En la prevención de la formación de nuevas litiasis de un paciente que ya ha sufrido algún cólico el experto dice que es de mucha utilidad conocer la composición química de la piedra. "Las piedras de calcio podemos conocerlas mediante radiografías abdominales, ya que son visibles a rayos X. En cambio, las no cálcicas debemos verlas por ecografía u otras exploraciones de imagen radiológica. Si no disponemos de una piedra puede ser necesario la realización de un estudio metabólico dirigido por un especialista en Nefrología o Urología para los pacientes con litiasis recidivante", sostiene.

La primera medida a tomar para evitar la formación de litiasis es la ingesta suficiente de agua. "Beber más agua produce una orina más diluida y dificultará la sobresaturación de sales en orina. El tratamiento de las infecciones de orina, especialmente en mujeres, es otra medida para evitar la formación de piedras de estruvita (litiasis cálcica asociadas a infecciones)", agrega.

En las litiasis cálcica, donde el problema es un exceso de absorción de calcio, debería limitarse la toma de alimentos muy ricos en calcio, el abusar de lácteos, aunque no es necesaria su retirada completa, según continúa.

En caso de que el problema sea por aumento de la excreción de calcio por algún proceso renal, o por alteraciones del pH de la orina, habría que plantearse corregir dichas alteraciones si es posible, y si no lo fuera, lo idóneo es el mantener una alta ingesta de agua para diluir la orina. "Si las litiasis son de oxalato cálcico, las más comunes, deberemos también restringir la ingesta de alimentos ricos en oxalatos, como algunas verduras", recomienda.

Las litiasis por ácido úrico, o las cálcicas con excreciones altas de úrico cuyos cristales favorecen la aposición de calcio, deben tratarse con tratamientos que modifiquen el pH de la orina, para evitar la formación de dichos cristales de ácido úrico, como es la toma de sales de citrato potásico de forma prolongada, aconseja Cubas, al tiempo que recalca que los problemas metabólicos genéticos que se relacionan con algunos tipos raros de litiaisis tendrán un tratamiento específico en cada caso y suelen ser de más difícil prevención.