Este año Antonio Mercero hubiera cumplido 85 primaveras, nunca mejor dicho, ya que en mayo se alcanzarán los tres años de su fallecimiento. Detrás de sí dejaba un legado que muchos espectadores de cine y televisión no olvidarán jamás. En este caso, vamos a poner el foco en la pequeña pantalla con tres series que en diferentes meses de 2021 cumplirán, 50, 40 y 30 años respectivamente. Quizá, salvo para los más mayores, la más desconocida de estas historias sea Crónicas de un pueblo, mientras que en el lado opuesto estaría Verano azul, cuya sintonía aún nos persigue cuando TVE la reemite en alguno de sus canales. Farmacia de guardia, la tercera en discordia y otro exitazo, llegó a Antena 3 cuando la cadena solo llevaba un año en el mercado televisivo. Son tres historias muy diferentes, con casi nada que ver entre sí pero con un nexo en común: la firma como director de Mercero.

'Crónicas de un pueblo'. El director guipuzcoano no fue el creador, sino el director de una serie que se estrenó el 18 de julio de 1971. Era pura, aunque entretenida, apología del gobierno franquista, y un encargo que Carrero Blanco le hizo a Adolfo Suárez, entonces responsable de la propaganda del régimen. Estaba escrita por Juan Farias, quien no se ajustó exactamente a lo que se le había pedido. Se convirtió en un producto costumbrista que mostraba la vida cotidiana de una aldea ficticia llamada Puebla Nueva del Rey Sancho. El alcalde, el maestro, el cartero, el cura y el cabo de la guardia civil eran, junto a los aldeanos y un bar, los personajes centrales. También jugaban fuerte la boticaria, el aguacil, el conductor de autobús y los niños que jugaban por las calles de este singular rincón.

Este fue uno de los primeros trabajos televisivos de Mercero cuando decidió que lo suyo no era el mundo de la abogacía (se había licenciado en Derecho), según confesó en su día, el sueño de su madre, que no el suyo. El joven abogado solo veía su vida futura relacionada con lo audiovisual. A pesar de que el origen de Crónicas de un pueblo fuera servir de instrumento al régimen franquista, él nunca rechazó el producto, e incluso fue uno de los personajes, porque dio vida a don Feliciano, el cura. Solo fue en un capítulo, porque a partir del tercer episodio llegó el sacerdote titular de la parroquia de la mano de Francisco Vidal. Los actores que estuvieron en esta ficción fueron Emilio Rodríguez (el maestro), Fernando Cebrián (el alcalde), María Nevado (la boticaria), Paco Marsó (el médico) y Jesús Guzmán (el cartero), entre otros. Terminó un año más tarde de su estreno y aún quedan actores vivos. Por ejemplo, Jesús Guzmán, que tiene 94 años y dice con humor que son muchos quienes le recuerdan como Braulio, el cartero.

Este trabajo le valió a Mercero para que TVE produjera uno de sus trabajos más premiados, el mediometraje La cabina.

'Verano azul'. Si hay un producto que marcó la vida del director guipuzcoano, Antón para sus amigos de Lasarte, ese es Verano azul. 1981 fue el año en el que millones de espectadores españoles viajaron con TVE hasta Nerja (Málaga), para pasar un verano coloreado, romántico e infantil. Han pasado cuatro décadas desde su estreno y la mayoría de los espectadores de hoy en día identifican su sintonía desde los primeros compases. La música, compuesta por el vizcaíno Carmelo Bernaola, se ha convertido en un clásico. Mercero confesó años después que este fue uno de sus trabajos más costosos en cuanto a tiempo, además de una apuesta de las más caras de TVE en su época. Tardó tres años en ponerla en pie, y constaba de 19 capítulos.

Verano azul hizo reír, soñar y llorar a millones de espectadores.

La serie relata las aventuras de varios niños y sus familias en unas vacaciones de verano en una localidad de la Costa del Sol. Aunque nunca se la nombra en la serie, se trata de Nerja sobre todo (hoy hay un momento que recuerda al producto televisivo) y en parte Vélez-Málaga, ambas en Málaga, además de Motril y Almuñécar, ya en Granada.

El elenco estaba formado por un grupo de jóvenes actores totalmente desconocidos que formaban la cuadrilla: Juanjo Artero, Miguel A. Valero, Miguel Joven, Cristina Torres, Pilar Torres, José Luis Fernández y Gerardo Garrido. Entre los adultos destacaba el simpar Antonio Ferrandis encarnando al inolvidable Chanquete, además de María Garralón (Julia, la pintora hippy), y otros nombres conocidos como Elisa Montes, Manuel Gallardo, Carlos Larrañaga, Concha Cuetos o Helga Liné, entre otros.

Javi, Bea, Desi, Pancho, Tito, Piraña, Quique, Chanquete y Julia forman parte de la memoria colectiva de quienes vieron la serie en su momento, en aquellas tardes de domingo con la cadena que se veía sí o sí.

'Farmacia de guardia'. Diez años después de Verano azul Mercero volvía a la televisión. El panorama había cambiado. TVE había dejado de ser la única cadena y competía con las autonómicas (ETB fue la primera en desafiar su hegemonía), y con las privadas: Antena 3, Telecinco y Canal+. Comenzaba una nueva era, y además de las Mamachicho de Telecinco, se retomaba el pulso a series de producción propia.

'Farmacia de guardia' (1991) fue la primera 'sitcom' de la televisión española.

Las producciones internacionales solventaban la falta de series originales. Farmacia de guardia fue la primera en llegar y lo hizo en el otoño de 1991 a Antena 3. Era una comedia ágil, divertida y la primera sitcom del audiovisual español. Mercero recuperó a tres de los actores que habían participado en Verano azul, Concha Cuetos, Carlos Larrañaga y María Garralón. Cuetos y Larrañaga formaban una pareja separada y con situaciones con mucha retranca. A estos tres intérpretes se unió un enorme elenco lleno de jóvenes actores, entre ellos los que daban vida a los hijos de la farmacéutica y el vividor: Miguel Ángel Garzón y Julián González. María Adánez y Eva Isanta, hoy reconocidas actrices, eran entonces jovencísimas y desconocidas.

Las tramas creadas por Eduardo Ladrón de Guevara se llevaron a la pequeña pantalla bajo la batuta de Mercero. El director no se privaba de salir de vez en cuando en la serie: "Soy un gamberro, qué le vamos a hacer", señalaba el realizador vasco divertido ante sus apariciones. La serie se convirtió en un fenómeno de audiencia y sedujo a millones de espectadores en los albores de las televisiones privadas.