Para desconectar esta Semana Santa de la rutina y del estrés diario, te proponemos una serie de destinos relajantes, empezando por Navarra, precisamente en una zona de enlace entre la media montaña y las llanuras de la Ribera, donde sentirás su pasión por el vino, reflejada en las fachadas de las iglesias, en las bodegas, en los paisajes...
Ruta por la Navarra Media: adentrándose en Olite y comarca
En el corazón de la Zona Media de Navarra, se alza un pueblo de calles adoquinadas, imponentes caserones, antiguas galerías medievales y majestuosas iglesias. En lo alto, un castillo que parece sacado de un cuento se erige sobre la villa, con torres imponentes, elegantes estancias y jardines exuberantes. Su nombre es Olite y su joya más preciada es el Palacio Real.
Conquistar su castillo o callejear por sus rúas es poder sentir la magia que se vivía en el Reyno hace varios siglos. Con poco más de 3.000 habitantes, el turista puede perderse en este laberinto de casonas solariegas, con blasones tallados en sus fachadas y murallas de origen romano. En la plaza Carlos III, donde se levanta solemne el ayuntamiento, vecinos y visitantes buscan un lugar para sentarse en la terraza y disfrutar del ambiente mientras se cata algún vino.
Olite alberga magníficos palacios renacentistas y barrocos que se descubren paseando tranquilamente, hasta llegar a la iglesia de San Pedro, situada en la Rúa Mayor. Más allá de sus murallas hay un paisaje repleto de viñedos que conecta al visitante con algo tan primario como la tierra. Su situación geográfica hace que las localidades de alrededor estén muy bien conectadas. De esta manera, los turistas que pasen varios días en Olite podrán visitar otros puntos de interés como Artajona, Ujué o el Monasterio de la Oliva, por ejemplo.
El pueblo atalaya de Ujué
A 25 kilómetros de Olite y a 53 de Pamplona se asienta Ujué, un pueblo medieval, en la cima de una montaña a 815 metros de altitud. La ubicación de Ujué, donde habitan unas 180 personas, regala cada amanecer una vista panorámica de película desde su posición de atalaya; cuando el cielo está claro es posible divisar la cordillera Pirenaica, la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo. Su pasado defensivo se percibe aún entre sus calles empedradas y las casas distribuidas alrededor de la iglesia de Santa María, construida entre los siglos XI y XIV. Pese a tratarse de un pequeño lugar, dispone de alojamientos, en su mayoría rurales, para descansar unos días y degustar las migas locales, consideradas por muchos “como las mejores migas de pastor del mundo”.
También en la comarca, a 24 km de Olite se encuentra Artajona, con su fortaleza del siglo XI, ‘El Cerco’, y calles empedradas decoradas por casas señoriales y bonitos palacios.
Ea, mar y encanto histórico
Con el propósito de buscar la calma y admirar la belleza natural, nos detenemos en la comarca de Busturialdea, en Bizkaia, donde Ea, con su mezcla de paisajes de mar, pueblo y montaña se convierte en un magnífico lugar para conocer estas vacaciones. Los tres núcleos del municipio Natxitua, Bedarona —hoy barrios de Ea pero antaño fueron pueblos independientes— así como Ea, sorprenden con un paisaje de lo más idílico.
Este pueblo vizcaino desborda personalidad algo que se descubre paseando por un casco histórico lleno de encanto, caracterizado por sus calles paralelas, separadas por la ría, y conectadas por cuatro puentes que facilitan el acceso y añaden una estampa mítica al pueblo. En Ea viven alrededor de 840 vecinos por lo que el turista encontrará tranquilidad pero, también, el bullicio de su casco antiguo. No hay que irse de este lugar sin recorrer el paseo de la Tala y observar las txalupas navegando.
Si te estableces en Ea, hay varias recomendaciones de los alrededores que hay que visitar. Y es que a tan solo 30 minutos, aguardan otros destinos impresionantes como la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Lekeitio, Bermeo o Gernika.
La Pasión Viviente y el gran patrimonio de Balmaseda
Balmaseda, ubicada en el corazón de Las Encartaciones (Bizkaia), es una villa —la primera de Euskadi— con una rica historia y mucho encanto. Fundada en 1199, fue un importante cruce de caminos entre Santander, Burgos y Álava. La imagen por excelencia es el Puente de la Muza o Puente Viejo, construido en el siglo XIII, y que atraviesa el río Kadagua.
Destacan la iglesia de San Severino, el Museo de la Historia y el Conjunto Monumental de Santa Clara. En Semana Santa, el ambiente de la villa hierve gracias a su teatralizada Pasión Viviente, una representación emotiva que la convierte en la más célebre de Euskadi. Muy cerca, el monte Kolitza ofrece vistas impresionantes. Bizkaia tiene muchos atractivos, pero más allá de lo más típico, Enkarterri esconde rincones de gran belleza natural que merece la pena visitar.
Segura, un recorrido por la historia del Goierri
Segura, una de las villas medievales más encantadoras del Goierri (Gipuzkoa) es el destino perfecto para disfrutar de la Semana Santa en un entorno natural impresionante. Fue fundada en 1256 por el rey Alfonso X El Sabio con el objetivo de proteger los caminos entre la meseta y los Pirineos. Rodeada por los montes Aizkorri y Txindoki y bañada por el río Oria, Segura presume de casco histórico con trazado almendrado que conserva el espíritu medieval. Declarado conjunto monumental, su arquitectura incluye palacios de gran belleza como los de Lardizabal y Jauregi, así como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, con un retablo barroco-rococó considerado monumento histórico-artístico.
La Semana Santa es un momento muy especial en Segura ya que las tradicionales procesiones de Jueves y Viernes Santo llenan las calles levantando la admiración de locales y visitantes. Es en esta representación donde nazarenos, soldados romanos y músicos recorren las estrechas calles del casco antiguo, contagiando su emotividad a cada paso. Más allá de sus encantos, los alrededores de Segura, como el monte Santa Bárbara y el barrio de Santa Engracia, también reclaman una visita. A tan solo unos minutos se encuentran otras localidades como Zerain, Oñati —conocido por su impresionante universidad renacentista, el Santuario de Arantzazu y sus cuevas de Arrikrutz— y otros pueblos de la Gipuzkoa interior como Lazkao, Ordizia, o Legazpi, que tienen mucho que ofrecer.
Belleza arquitectónica y armonía en San Juan de Luz
Situado al sur de Aquitania, San Juan de Luz ilumina a los turistas. Gracias a su ubicación privilegiada, entre el mar y las montañas, desprende un ambiente de lo más acogedor y sus callecitas de postal la convierten en una opción perfecta para una escapada en Semana Santa. El casco histórico alberga la iglesia de San Juan Bautista, donde Luis XIV y María Teresa de Austria se casaron en 1660. El templo destaca por su espectacular retablo barroco y sus galerías de madera. Otras residencias reales que también se pueden visitar son la Casa de la Infanta y la Casa de Luis XIV.
Los amantes del surf o del paddle surf gozarán en la playa de arena fina
Sin embargo, los turistas disfrutan, sobre todo, en el paseo Jacques Thibaud, que bordea la playa y ofrece unas vistas espectaculares del Atlántico. Los amantes del surf o del paddle surf gozarán en la playa de arena fina. Además, el puerto pesquero y su mercado lleno de productos locales son paradas obligatorias. En Semana Santa, San Juan de Luz se llena de vida con procesiones, eventos culturales y una oferta gastronómica irresistible. No hay mejor forma de terminar el día que disfrutando de un Ttoro (sopa de pescado tradicional) o un pastel vasco en una terraza con vistas al mar.