Normandía ocupa un lugar particular y privilegiado en la historia de Francia. La historia de la Normandía medieval, que empezó con las invasiones vikingas, está presente todavía gracias a numerosos vestigios y lugares que ofrecen bellas visitas para realizar en familia. Los personajes de Guillermo el Conquistador, Juana de Arco, Ricardo Corazón de León y Rollon, indisociables de Normandía, están también grabados en la memoria colectiva.

Más recientemente, la Segunda Guerra Mundial y los acontecimientos del Día D. Este territorio quedó marcado para siempre por este enfrentamiento y por los efectos relacionados con el Desembarco. Con razón, ya que el 6 de junio de 1944, en la Batalla de Normandía, jóvenes provenientes del mundo entero combatieron en nuestras playas y en nuestra campiña para restablecer la libertad mundial. Convertidos, hoy en día, en símbolos de paz, estos importantes lugares para la memoria deben descubrirse con niños.

Mont Saint-Michel

El Mont Saint-Michel, una pequeña isla rocosa situada en la desembocadura del río Couesnon, es uno de los lugares que ver en Normandía más imprescindibles y una de las joyas de Francia más bonitas. Este fantástico enclave, que es portada de más de un catálogo de viajes, te dejará sin palabras cuando lo tengas enfrente y superará todas tus expectativas previas.

Nosotros empezaríamos la visita parando en el arcén de la carretera que te lleva al Mont Saint-Michel, para tener las primeras imágenes de lejos para una vez en la entrada y con la marea baja, pasear por la zona de arena que rodea la muralla del pueblo y hacer las mejores fotos.

Playas del Desembarco

La mañana del 6 de junio de 1944, fecha conocida como el 'Día D', desembarcaron en las Playas de Normandía miles de tropas aliadas que cambiarían el rumbo de la historia y de la Segunda Guerra Mundial. Los aliados conquistaron 80 kilómetros de playas, que tenían los nombres en clave de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword, después de terribles combates con la artillería y soldados alemanes. Este desembarco, era sólo el primer paso de la llamada en clave 'Operación Overlord', que acabaría con la liberación de Europa de la ocupación nazi.

Para ver los restos de esta batalla puedes acercarte a Omaha Beach, donde tuvo lugar una de las batallas más sangrientas entre alemanes y estadounidenses y donde a pocos metros se encuentra el conmovedor Cementerio Americano, donde hay enterrados casi 10.000 militares estadounidenses, todos con una cruz blanca.

Un fotógrafo en la playa de Le Havre en invierno. Pexels

Acantilados de Étretat

Otra de las mejores cosas que hacer en Normandía es realizar una ruta de senderismo por los impresionantes Acantilados de Étretat. Estos verticales acantilados, situados en la población de Étretat, son famosos por su arco natural de más de 70 metros. Conocido como el 'ojo de aguja', que además han servido como reclamo para muchísimos artistas, como Eugène Boudin, Gustave Courbet y Claude Monet, que quedaron maravillados ante este paisaje. Desde lo alto de los acantilados tendrás unas magníficas vistas de las diferentes formaciones naturales rocosas producto de la erosión del mar, como la Manneporte, y el Canal de la Mancha.

Honfleur

Situado en la parte sur del estuario del río Sena, Honfleur es una de las ciudades más bonitas que visitar en Normandía en la que destaca su gran joya: el Vieux Bassin, un muelle interior de 1681 rodeado de bonitos edificios de fachadas de colores y barcos de vela. Además de dar la vuelta al puerto, merece la pena perderse por las callejuelas del barrio de pescadores de Sainte-Catherine, lleno de preciosas casas con entramados de madera y terminar en la iglesia de Santa Catalina de 1468. Si vas en época veraniega encontrarás la ciudad a rebosar de gente, con una animación que, pese a lo que se pudiese pensar, le da un aire mucho más cálido e incluso la adorna.

El castillo de Le Mont Saint. Pexels

Caen

Caen, punto importante en la Segunda Guerra Mundial, es otra de las ciudades que ver en Normandía. A pesar de los bombardeos que sufrió durante el 'Día D', esta ciudad todavía conserva un amplio patrimonio arquitectónico, siendo uno de los lugares más interesantes el Memorial de Caen, un Museo de la Paz construido sobre un búnker alemán, en el que se coordinaba la defensa de las playas de Normandía. Después de repasar la historia, puedes visitar los atractivos turísticos de la ciudad, como el barrio medieval, la iglesia de Saint-Pierre, el castillo, la casa renacentista de Escoville y la Abadía de los Hombres.

Giverny

El pequeño pueblo de Giverny, en el que vivió el genial pintor francés Claude Monet, es otro de los enclaves que no debes perderte en Normandía. Monet, uno de los creadores del impresionismo, encontró inspiración en este pueblo situado en una colina y rodeado de campos y prados verdes para después de alquilar una casa durante unos años, adquirir otra más grande donde diseñó unos preciosos jardines acuáticos de estilo japonés con los nenúfares como protagonistas, los cuales plasmó en varias de sus obras maestras. Una vez fallecido Monet se restauró la casa y los jardines para convertirla en un museo imprescindible durante una ruta por Normandía.

Un original jardín, en Normandía. Pexels

Rouen

Rouen, una ciudad que a pesar de sufrir importantes bombardeos durante la II Guerra Mundial todavía conserva un interesante patrimonio histórico-artístico, es otro de los lugares que ver en Normandía. Una ruta por Rouen tiene que incluir la fantástica catedral de Nôtre-Dame, la preciosa Iglesia de Saint-Maclou, el reloj Gros-Horloge, la Abadía Saint-Ouen, el Palacio de Justicia, el cementerio Aître Saint-Maclou y el Museo de Bellas Artes. Otros dos lugares en Rouen con una gran importancia histórica son la plaza del Mercado Viejo y la Torre Jeanne d’Arc, sitios donde se celebró el juicio y se quemó en 1431 a la gran heroína francesa Juana de Arco.

Bayeux

La primera ciudad liberada por los Aliados tras el 'Día D' fue Bayeux, una de las más bonitas que ver en Normandía, en la que destaca su principal atractivo turístico: el tapiz bordado a mano del siglo XI, que en sus casi 70 metros de largo, cuenta la conquista normanda de Inglaterra por parte de Guillermo I, el Conquistador. Otro de los lugares más visitados es el Museo Memorial de la Batalla de Normandía, que expone gran información, con objetos originales y fotografías de ese acontecimiento histórico, y, cerca de la ciudad, el cementerio de guerra donde fueron enterrados cientos de soldados aliados. Después de la visita de estos dos puntos, te recomendamos dar un paseo por el casco antiguo, que conserva la arquitectura medieval y tiene en la catedral de 1077 su gran referente.

¿Sabías qué…?

Normandía es el mayor productor de sidra de Francia. También produce sidra de pera, pero en cantidades menos importantes y hay poca producción de vinos. La variedad de aguardiente de manzana emblemática de Normandía es el calvados. La costumbre llamada 'trou normand' es una pausa en el transcurso de una comida copiosa para que los comensales tomen una copita de calvados para volver a estimular el apetito. Es aún practicada en muchos hogares y restaurantes los días de fiesta. El Pommeau es un aperitivo producido mediante la mezcla de zumo de manzana sin fermentar con calvados.

Unos edificios clásicos de Normandía.

Unos edificios clásicos de Normandía. Pexels

Heridas de la Segunda Guerra Mundial

Por su proximidad con París, Normandía se convirtió en una zona balnearia privilegiada durante los últimos años del siglo XIX y primeros del XX. Las construcciones destinadas a la aristocracia y a la alta burguesía de aquella época prometían al mismo tiempo salud, descanso y diversión. Después de la Segunda Guerra Mundial, Normandía perdió la partida inmobiliaria ante la cálida costa mediterránea, de manera que hoy estas bonitas mansiones parecen detenidas en el tiempo. La relación entre playa y mar se ve interrumpida de pronto por los carteles que anuncian las playas del Desembarco y los numerosos museos y cementerios conmemorativos de la guerra. Uno de los lugares más impactantes es Omaha Beach, una playa de apenas seis kilómetros de extensión, enmarcada como un anfiteatro por altos acantilados, donde desembarcaron las tropas norteamericanas. Allí perdieron la vida, la madrugada del 6 de junio de 1944, casi 4.000 soldados. En recuerdo a esa sangre derramada, que el mar ha limpiado pero que la memoria dolorida atesora, la playa se conoce tristemente como Bloody Omaha.