El nuevo primer ministro francés, Michel Barnier, aseguró este domingo que protegerá toda la legislación sobre el aborto, sobre el matrimonio homosexual y sobre la procreación artificial, ante las dudas que han surgido por la presencia de algunos ministros contrarios.

"No hay ninguna ambigüedad", subrayó Barnier al ser interrogado sobre esa cuestión en una entrevista en el canal público de televisión France 2, la primera tras el anuncio el sábado de la composición de su Ejecutivo.

Reiteró que esas leyes "se preservarán integralmente" y él mismo será el garante.

Esta reacción llega horas después de que su predecesor, Gabriel Attal, que es el jefe del grupo parlamentario del partido macronista, que va a ser la principal base de apoyo parlamentario del Gobierno de Barnier, lanzara una advertencia en su dirección.

Attal, en un encuentro con parlamentarios de su partido Juntos por la República (EPR) dijo que iba a pedir a Barnier garantías sobre la procreación artificial, sobre el derecho al aborto y sobre los derechos de los homosexuales y transexuales.

La polémica ha surgido sobre todo por la presencia en su Gobierno de Laurence Garnier, opuesta notoria al matrimonio homosexual, que se presumía que iba a ser la nueva ministra de Familia, aunque al final es secretaria de Estado de Consumo.

El primer ministro defendió también la elección de Bruno Retailleau, otra conocida figura de la derecha dura de su partido, Los Republicanos (LR), como ministro del Interior, y responsable por tanto de la política de inmigración.

Interrogado sobre si Retailleau es un gesto para tener el favor de la extrema derecha de Marine Le Pen, su respuesta fue que "es un gesto para los franceses".

A partir de ahí, justificó un cambio en la política migratoria para que haya "capacidad de integrar a los extranjeros" y que pasa por "no aceptar a todo el mundo".

"Mire lo que hacen los alemanes", le espetó al periodista que le entrevistaba, antes de hacerle notar que es "un canciller socialdemócrata", Olaf Scholz, el que está dando un giro para establecer un mayor control de la inmigración, como recordó que también hace "el Gobierno socialista danés".

Barnier señaló que "esta cuestión de la inmigración hay que tratarla con más rigor" y también "con humanidad".

"No habrá ideología, no habrá sectarismo", aseguró antes de indicar que abordará la polémica cuestión de la llamada Ayuda Médica de Estado que garantiza una asistencia sanitaria de base a los inmigrantes sin papeles. Su partido, LR, ha querido en el pasado suprimirla.