Una campaña electoral atípica, celebrada en plena guerra en Ucraniay al poco tiempo de superar una quinta oleada de covid, echó este viernes el telón en Francia con la sombra de una alta abstención y una Marine Le Pen que pisa los talones al presidente saliente, Emmanuel Macron.
Casi 49 millones de electores están llamados a las urnas este domingo en la primera vuelta de las presidenciales. Según los últimos sondeos, los dos primeros serán los mismos que en 2017: el europeísta y liberal Macron, que lograría en torno al 26 % de votos, y la ultraderechista Le Pen, con cerca del 24 %.
Sin embargo, en la clausura de una campaña eclipsada por la invasión rusa de Ucrania, en la que Macron ha ejercido como interlocutor occidental con Vladímir Putin, el resto de los principales candidatos se resistieron a arrojar la toalla.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, el ultra Éric Zemmour y la conservadora Valérie Pécresse intentaron seducir a indecisos y abstencionistas.
Ambos grupos se antojan determinantes. La bolsa de votantes indecisos se sitúa en torno a un tercio y la abstención podría superar el 25 % por primera vez desde 2002, cuando el padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, se clasificó para la segunda vuelta contra todo pronóstico.
Entrada tardía en campaña
Macron, quien entró en campaña tarde alegando la gestión de la crisis de la guerra en Ucrania, ha intentado recuperar el tiempo perdido y contener su caída en las encuestas, que le otorgan hasta seis puntos menos que hace dos semanas en la primera vuelta de los comicios y que le dan un margen que roza el empate técnico en la segundo.
A la ofensiva, el presidente saliente consideró que la candidata de la Agrupación Nacional (RN) defiende "un programa racista que pretende polarizar la sociedad y de gran brutalidad".
En esa misma entrevista publicada este viernes en Le Parisien, insistió en que el programa social de Le Pen, volcado en los franceses que no llegan a fin de mes, es "mentiroso porque no lo financia".
En el acto final de su campaña, un coloquio con jóvenes en el medio digital Brut, Macron acusó a la extrema derecha de alimentarse del "miedo" y de haber flirteado con las teorías de la conspiración durante la pandemia. Frente a ese planteamiento, ofreció "una visión de esperanza".
Mientras se desplazaba al sur de Francia para cerrar su campaña en Narbona, la aspirante, en una entrevista concedida este viernes en la emisora France Info, negó contenidos racistas en su programa, alegando que no tiene una sola propuesta "que discrimine a los franceses".
Asimismo, Le Pen se defendió de la polémica "preferencia nacional" que quiere consagrar en la Constitución y con la que pretende dar prioridad a los franceses cuando estén en igualdad de condiciones con un extranjero de cara a un empleo o a la atribución de una vivienda social u otro tipo de ayudas.
"Eso nunca se ha considerado racismo", aclaró, recordando que ya hay algo equivalente en países como Australia o Suiza.
Mélenchon, el tercero en discordia
Quien tiene más posibilidades de evitar un duelo Macron-Le Pen es el izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Con un 17 % de las intenciones de voto, el hábil y veterano orador busca el sufragio "útil" del resto de electores progresistas y pretende movilizar a los abstencionistas, erosionando la base electoral de Le Pen.
Aunque haya logrado que la exministra Christiane Taubira y la antigua candidata presidencial socialista Ségolène Royal también le respalden como "voto útil", gran parte del progresismo no lo ha hecho, entre ellos el ecologista Yannik Jadot (5 % de estimación de voto), el comunista Fabien Roussel (2,5 %) y la socialista Anne Hidalgo (2 %).
En el arco de la derecha, el ultraderechista Zemmour, que ha ido de más a menos en los sondeos hasta bajar del 10 %, y Valérie Pécresse, representante de la formación de Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac que navega en esa misma franja de apoyo, desconfían de las encuestas.
Hasta tal punto que los seguidores del antiguo tertuliano Zemmour acudieron a la inteligencia artificial para convencerse de que aún es posible.
Según las predicciones de la aplicación Qotmii, que analiza las influencias de los candidatos en las redes y los medios, el político islamófobo daría la sorpresa y se clasificaría para la segunda vuelta por delante de Le Pen y detrás de Macron.