- La Unión Europea empezó a aplicar ayer un tren “masivo” de sanciones contra Rusia para “doblegar” su economía en castigo por la invasión de Ucrania y va a evaluar, si se consigue unanimidad de sus miembros, privarle de acceso al sistema de transacciones interbancarias Swift. Las sanciones estarán en vigor “tanto tiempo como sea necesario y se completarán con nuevas decisiones”, subrayaron los ministros de Finanzas de los Veintisiete, reunidos en París con la Comisión Europea y con la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en un mensaje que quiso ser sobre todo de unidad frente al desafío de Moscú.
“Todas las opciones están encima de la mesa”, dijeron en su comunicado. En particular cortar el acceso a Swift para las instituciones financieras rusas, cuyos potenciales efectos van a ser objeto de un análisis encargado a la Comisión Europea y al BCE que se va a hacer “en las próximas horas”, precisó Bruno Le Maire, el ministro francés.
Le Maire, anfitrión del encuentro, afirmó que su país está a favor de vetar a Rusia el acceso a Swift, pero que otros -a los que no quiso identificar- manifestó “reservas” y hay que tenerlas en cuenta, en particular porque esa es “el arma nuclear financiera”. Pero más allá de si se recurre o no a ese mecanismo, se mostró convencido junto a su colega alemán, Christian Lindner, de que el tren de sanciones que se ha puesto en marcha “va a golpear duramente Rusia y la economía rusa. Nuestro objetivo es doblegar la economía rusa”.
Todos admitieron que la economía europea no saldrá indemne de esta guerra ni de su corolario en forma de sanciones o de represalias que podría tomar a su vez Moscú y que podría llegar al cierre del grifo de los hidrocarburos. Pero como dijo el responsable francés de Finanzas, “lo que está en juego es la defensa de nuestros valores, la libertad y la soberanía de los pueblos. Todo eso tiene un precio y nos lleva a tomar una serie de decisiones difíciles”.
La Comisión Europea, por boca de su vicepresidente económico, Valdis Dombrovskis, admitió que la situación de incertidumbre que ha generado la guerra en Ucrania “es muy grande” y puede afectar al crecimiento en la UE. Pero insistió en que “la economía no va a verse paralizada”.
La ministra española, Nadia Calviño, consideró que el Estado “tiene una menor exposición” a Rusia que otros miembros de la UE, con una dependencia más baja de las compras de hidrocarburos.
Aun así, Calviño pidió que los Veintisiete que se pongan en marcha medidas de apoyo, sobre todo al sector agroalimentario, que tiene en Rusia un importante mercado para la exportación y, sobre todo, que se tengan en cuenta sus demandas para reformar las reglas de fijación de los precios mayoristas de la energía. El objetivo de España y de otros socios con esa reforma es que los precios del kilovatio sean menos dependientes del gas, que es el motivo principal de que los precios de la electricidad se hayan disparado.
Dependencia. El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo ayer que por el momento no cree que Rusia vaya a cortar el suministro de hidrocarburos, principalmente gas, pero afirmó que se han tomado medidas para disponer de otras fuentes de aprovisionamiento. “Por el momento no lo esperamos y tendríamos medios para responder”, aseguró Borrell en una entrevista a France 24, al plantearse la eventualidad de un cierre del suministro ruso de energía. Explicó que los Veintisiete han “tomado medidas para tener otras fuentes de aprovisionamiento”, sin entrar en cuáles. Cerca del 40% del gas que se consume en la UE procede de Rusia.