Las diferencias en la mayoría que sustenta el Gobierno de Mario Draghi, cada vez más visibles, complican la elección de un candidato de consenso para ocupar la jefatura del Estado italiano, con los partidos afilando sus estrategias para el inicio de la batalla en el Parlamento, el próximo 24 de enero.
Draghi es el candidato con más peso para sustituir al actual presidente de la República, Sergio Mattarella, pero también es el “pegamento” que une al Ejecutivo y si abandona su timón en este momento, en medio del programa de reformas necesarias para conseguir los millonarios fondos europeos, Italia podría salir muy malparada.
Las últimas discrepancias, que van desde las medidas anticovid a la energía nuclear, han dejado claro que la heterogénea coalición gubernamental, formada por todos los partidos políticos menos el ultraderechista Hermanos de Italia, puede resquebrajarse en cualquier momento.
“La Liga tiene la intención de permanecer en el Gobierno, con Mario Draghi en el Palacio Chigi -sede del Ejecutivo- para completar el trabajo”, aseguran fuentes del partido ultraderechista que lidera Matteo Salvini después de que saltasen las alarmas en el último Consejo de Ministros, el pasado miércoles.
En esa reunión, que aprobó medidas controvertidas como la vacunación obligatoria para mayores de 50 años o el regreso a la educación presencial, la Liga llegó a amenazar con dejar el Gobierno. Salvini se opone a la obligación de vacunarse para todos, una medida que quiere Draghi, mientras que el ex primer ministro Enrico Letta, el secretario general de la principal formación progresista del país, el Partido Demócrata (PD), la ha pedido públicamente.
Así las cosas, los partidos del Gobierno dan por hecho que Salvini abandonará la coalición del Gobierno si Draghi finalmente se marcha al Palacio del Quirinal, la sede de la jefatura del Estado, mientras desde fuera de Italia llegan mensajes para que el primer ministro permanezca en su puesto que van desde el presidente francés, Emmanuel Macron, a la banca de inversión Goldman Sachs.
Pero las diferencias en el Gobierno están colocando en una difícil posición a Draghi y Letta quiere hacerle presidente con una compleja partida que no todos apoyan en su partido y para la que necesitaría una figura con una amplísima mayoría difícil de encontrar. Los medios barajan los nombres de tres ministros: Luigi Di Maio (Exteriores), Dario Franceschini (Cultura) y Giancarlo Giorgetti (Desarrollo económico). “Draghi es un activo importante para este país. Puede ser presidente de la República y del Consejo (de ministros). Si se queda en el Palacio Chigi, hay que darle agilidad política y continuar la legislatura hasta 2023. Nadie en el Parlamento quiere terminar la legislatura”, asegura Matteo Renzi, el exprimer ministro y líder de Italia Viva (IV), una escisión del PD que puede ser decisiva en las votaciones.
Un total de 1.009 grandes electores (630 diputados, 321 senadores y 58 representantes regionales) decidirán: para salir elegido en las tres primeras votaciones se necesitan 673 votos, pero a partir de la cuarta vale con una mayoría simple de 505.
A la cuarta votación se aferra el otro nombre que suena estos días, el del incombustible Silvio Berlusconi, un presidente improbable, pero no descartable en la siempre sorprendente política italiana.