- Mujeres maltratadas. Musulmanes o judíos acosados. Inmigrantes insultados. Homosexuales agredidos... Los crímenes de odio son un grave problema en la Unión Europea que queda escondido por las reticencias de muchas víctimas a denunciar, ya sea por desconfianza, miedo a represalias o las trabas para hacerlo.
Así lo advierte la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la UE en un informe publicado ayer sobre la elevada “cifra oscura” de los delitos que quedan sin denunciar y, por lo tanto, no pueden ser investigados ni juzgados, lo que resulta en la “impunidad de los criminales”.
En su reporte, la FRA insiste en que un gran porcentaje de gitanos, judíos, musulmanes, inmigrantes o descendientes de inmigrantes y miembros del colectivo LGTBIQ que viven en la UE “experimentan violaciones de sus derechos fundamentales” que llegan incluso hasta la violencia física.
Así, frente al 9% de la población general que afirma haber sido víctima de ataque en los cinco años anteriores, han sufrido agresiones físicas el 22% de los miembros de una minoría étnica, el 19% de los no heterosexuales o el 15% de los inmigrantes.
Según los datos de la FRA, recogidos en diferentes encuestas y estudios durante los últimos años, entre el 51 y el 79% de las agresiones, según qué colectivo, no son denunciadas, un porcentaje mucho mayor cuando se trata de acoso. El principal motivo: la convicción de que acudir la Policía no servirá para nada, aunque también se aduce que el proceso de denuncia es demasiado complicado, largo o incómodo. La FRA destaca otra causa para no denunciar: la desconfianza, o incluso el miedo, a la Policía, algo que se da con más frecuencia entre los judíos y la comunidad LGTBIQ.
La UE alerta de que en el caso de la violencia machista la tasa de denuncia es “particularmente baja”. Si más de un tercio de las mujeres mayores de 15 años que viven en la UE han sufrido al menos una vez violencia física o sexual, sólo se denuncian alrededor del 14 % de las agresiones.