Las empresas tecnológicas Google, Microsoft y Facebook se sitúan entre los diez grupos que más gastan y más reuniones mantienen para intentar influir en las políticas de la Unión Europea, tras aumentar su labor de "lobby" en los últimos años a medida que crecían los esfuerzos por regular la economía digital.
Junto con Amazon y Apple, los cinco gigantes de la tecnología a nivel mundial gastaron 19 millones de euros el último año en ejercer presión en un área que acapara el 20 % de todo el "lobby" (grupos de cabildeo o de presión) en Bruselas, según un informe publicado este jueves por la organización Transparencia Internacional (TI).
"En los últimos seis años han emergido dos tendencias claras: las reglas de la economía digital están entre los temas más importantes de 'lobby' en Bruselas y están constantemente dominados por las grandes empresas tecnológicas, no solo en términos de gasto sino de número de reuniones" con miembros de las instituciones, apuntan.
TI para la UE ha analizado la actividad de estas cinco firmas con datos de entre 2014 y 2020 del registro de transparencia de la UE, activado en 2011 para informar de las reuniones entre grupos de presión y funcionarios de alto rango, de las bases de datos individuales de la Comisión y del Parlamento Europeo, así como de los registros en Francia, Irlanda y el Reino Unido.
Líderes de gasto
"En la última década hemos visto un aumento meteórico del gasto en 'lobby' por parte de las grandes tecnológica en Bruselas", señala la ONG, que sitúa a Google, Microsoft y Facebook entre los diez grupos de presión que más gastan de los 13.000 registrados en total.
Google es la que hizo un mayor desembolso, con 5,75 millones de euros en 2020, tres veces más que en 2014, mientras que Facebook multiplicó por diez su gasto, hasta los 4,25 millones de euros, y Microsoft lo mantuvo relativamente estable, en 5,25 millones.
Apple y Amazon no entran en el "top diez" a pesar de que la compañía de la manzana multiplicó por cinco su inversión, hasta los 2 millones de euros el año pasado, y el gigante del comercio en línea casi la cuadruplicó, hasta 1,75 millones.
En total, los cinco gigantes de la economía mundial han pasado de desembolsar 7 millones a 19 millones en seis años, lo que para TI refleja que se han dado cuenta de que "el éxito de su modelo de negocio en Europa depende de una fuerte campaña antimonopolio" y de "su habilidad para influir en el marco regulatorio".
Estas empresas, que han liderado la evolución digital en las últimas dos décadas, se han enfrentado en los últimos años en Europa a acusaciones de usar su dominio del mercado para "reprimir la innovación, ahogar la competencia y de un enfoque despreocupado hacia la privacidad", lo que ha aumentado el escrutinio de las autoridades pero también del grupo de presión, dice la organización.
Y en presencia
Esto se refleja también en el número de reuniones mantenidas con la Comisión Europea, responsable de elaborar las propuestas legislativas en la UE.
Durante el mandato de Jean-Claude Juncker (2014-2019), Google mantuvo 212 reuniones convirtiéndose en el grupo de presión "más prolífico", con casi tantos encuentros como Microsoft (112) y Facebook (109) juntos, y, en lo que va de presidencia de Ursula von der Leyen, se han mantenido entre los diez grupos con más encuentros.
Amazon, con 60, y Apple con 46, figuran en los puestos 68 y 39, respectivamente, lo que TI atribuye a que están sometidos a un menor escrutinio en materia de competencia.
La política digital ha sido "de lejos" el principal objetivo de los grupos de presión entre 2014 y 2019, según el informe, que calcula que el "lobby" a estas carteras representa el 20 % del total en Bruselas.
Los temas más recurrentes son las leyes de Servicios y Mercado Digital que prepara la Comisión para regular el mercado, la desinformación, la privacidad y, en 2020, la covid. Y los grupos de cabildeo más activos, las empresas, ya que suponen el 75 % de las reuniones, frente al 17 % de las ONG, 5 % de centros de estudios o 1 % de autoridades locales.
Una red de influencia
En todo caso, las reuniones de Google, Microsoft, Facebook, Amazon y Apple con la Comisión son solo una fotografía parcial la "amplia red de conexiones" con la que se puede ejercer influencia en la UE, destaca el informe.
Estos cinco gigantes, todos estadounidenses, son miembros en total de 66 organizaciones europeas, algunas con intereses comunes en materia digital -como la Asociación de la Industria de la Informática y Comunicaciones o la Asociación Europea de Medios Digitales-, y otras con un enfoque más amplio, como la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Al tiempo colaboran con consultoras -dieron entre 3 y 8 millones a 26 firmas incluidas en el registro de transparencia- y, por supuesto, cuentan con sus propias plataformas para promover sus intereses, tal y como hizo Google al movilizar a creadores en YouTube en contra de las restricciones en materia de derechos de autor.
Conexión en las capitales
Por otro lado, el "lobby" ejercido en los Estados miembros puede actuar de correa de transmisión hacia Bruselas.
En Francia, estas cinco empresas declararon un gasto anual de 3,6 millones de euros en presionar al Gobierno galo, el doble que al inicio del registro francés en 2017, con Microsoft a la cabeza (un millón de euros) y Apple a la cola (100.000 euros).
Y de las 99 actividades que declararon, un 25 % concernían a políticas de la UE, según TI. Este porcentaje se eleva al 36 % en el caso de las 235 actividades registradas por estas empresas desde 2015 en Irlanda, sede europea de Google, Facebook y Apple.
En Reino Unido, el "lobby" de las cinco grandes es "relativamente pequeño", según el informe, ya que de 754 reuniones con representantes del Gobierno en ocho años, solo 63 tuvieron que ver con la UE y en su mayoría se debieron al referendo del Brexit.
En su informe, Transparencia Internacional recomienda aplicar un principio general en todas las instituciones para que solo se acepten reuniones con grupos de presión registrados y se informe también de llamadas telefónicas o videoconferencias.
Les piden también actuar proactivamente para conseguir mayor equilibrio entre los tipos de intereses que son representados en estas reuniones y, a los Estados, que sus registros nacionales faciliten identificar las actividades destinadas a influir en políticas europeas.