- Antes de mañana, el presidente francés, Emmanuel Macron, y su nuevo primer ministro, el hasta ahora desconocido alcalde conservador Jean Castex, quieren finalizar la composición del Gobierno con el que atravesarán los dos últimos años del mandato, con la reelección de 2022 como telón de fondo.
Castex se estrenó en sus funciones este sábado, sin esperar a tener un equipo de Gobierno formado, con la visita a una fábrica de semiconductores de unos mil trabajadores en Corbeil-Essonnes, en la región parisina. Su declaración a los medios al final del encuentro dejó ver ya un estilo propio -breve, conciso y claro- y con una preocupación notable por contar con los equipos locales para recuperar el tejido industrial y tratar de salvar empleos. Tarea que se inscribe además en la necesidad de recuperar la soberanía industrial, cuya débil situación quedó en evidencia al inicio de la crisis sanitaria y que Macron pretende ahora invertir.
Una visita efímera pero suficiente para demostrar a los franceses -que ayer se despidieron del ex primer ministro Édouard Philippe- que no hay tiempo que perder y que será un jefe del Gobierno dispuesto a meter los pies en el barro.
En su primera entrevista en el cargo, en la cadena TF1, Castex aseguró este viernes por la noche que hará todo lo posible para acordar con el jefe del Estado la formación del nuevo Ejecutivo, que podría anunciar en una declaración política a mediados de la semana que viene.
Con ese nuevo equipo, en el que se espera que conserve a miembros del actual incorporando a nuevas figuras de la política y la sociedad, deberá dar forma a las medidas para organizar la recuperación económica tras la debacle provocada por la crisis sanitaria.
Los cambios servirán como recompensa para los superministros, como el de Educación, Jean-Michel Blanquer, que podría pasar a ocupar un gran Ministerio de Cultura y Educación, mientras que en Interior Christophe Castaner podría ser reemplazado por su número dos, Laurent Nuñez. La atención se centra especialmente en las opciones para el Ministerio de la Transición Ecológica, al que en estos tres años Macron no ha logrado hacer brillar como esperaba al inicio, cuando lo puso a cargo del mediático Nicolas Hulot, que no tardó en abandonar el puesto decepcionado con la poca convicción verde del Gobierno. Se espera que haya cambios también en la organización de los ministerios de mayor acento social.
La recuperación económica y la ecología serán la prioridad para Castex, que dijo querer mantener abierto el diálogo, clave para retomar algunos de los proyectos más importantes del macronismo, como la reforma de las pensiones, que el presidente se niega a abandonar pese a la presión social.
Castex aseguró que abrirá discusiones con los interlocutores sociales y territoriales para integrar a todo el país en la elaboración de un "nuevo pacto social". Castex, de 55 años, secretario general adjunto del Elíseo bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy y alcalde de una localidad del sur de 6.000 habitantes desde 2008, fue convocado en París hace dos meses para gestionar la salida del confinamiento. El salto a primer ministro llega como una sorpresa, pero a la que el conservador parece hacer frente con un profundo sentido de Estado.
La prensa gala recogía ayer sábado con escepticismo el nombramiento de este hombre de derechas, desconocido por el gran público, que no parece el rostro idóneo para encarnar el cambio ecologista y social que Macron prometió. "No estoy aquí para buscar los focos, sino para conseguir resultados", concedía Castex el viernes en la entrevista, mostrando una clara voluntad de permanecer al margen de los juegos del poder de quienes apuntan que Macron ha buscado no nombrar a alguien capaz de hacerle sombra. Los principales medios ya ven a un Macron en precampaña, apurando para dar el giro que anuncia a su Ejecutivo desde hace varias semanas, antes de iniciar la carrera hacia la reelección.