Berlín - Los principales partidos alemanes llevaban ayer a cabo esfuerzos para restablecer el cordón sanitario contra los radicales, tras el terremoto causado por la elección del liberal Thomas Kemmerich como primer ministro del estado federado de Turingia con los votos de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). El propio Kemmerich se vio obligado a ceder a las presiones procedentes de diversos sectores de la sociedad y anunció que pedirá junto con el grupo parlamentario del Partido Liberal (FDP) la disolución de las Cámaras para posibilitar la convocatoria de nuevas elecciones.
"Todavía no ha dimitido, solo anunció que dejaría el cargo. Veremos lo que pasa", advirtió la copresidenta del grupo parlamentario de Los Verdes en el Bundestag, Karin Göring-Eckhardt. El polémico Kemmerich se limitó ayer a decir que su dimisión es "ineludible". El político liberal fue elegido con los votos de su grupo parlamentario, el más pequeño en el Landtag (Parlamento regional) de Turingia, los de AfD y todos, salvo uno, de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller alemana, Angela Merkel. Inmediatamente después, llegaron críticas desde Berlín e incluso, desde Sudáfrica, Merkel calificó la elección de "imperdonable" y pidió que fuera revertida. El episodio que ha sacudido a todos los partidos se ha producido justo en el estado federado donde la AfD es liderada por uno de los dirigentes más radicales, Björn Höcke, que ha generado varios escándalos por relativizar los crímenes del nazismo.
La foto de Höcke dando la mano a Kemmerich para felicitarlo se ha vuelto viral y, en ocasiones, aparece junto a otra en la que Paul von Hindenburg felicita a Hitler por su llegada a la Cancillería, en 1933.
los votos para la disolución En Turingia, a Los Verdes no les basta el anuncio de Kemmerich y piden su dimisión inmediata. Eso implicaría una nueva elección de primer ministro dentro del Parlamento actual. La disolución del Parlamento tiene que ser solicitada por un tercio del mismo, con un total de 90 escaños. El FDP solo tiene cinco asientos, por lo que necesita apoyos de otros partidos ya para presentar la propuesta, para ser aprobada con una mayoría de dos tercios. Esa mayoría, si no se quiere depender de AfD, sólo se alcanzará si la Unión Cristianodemócrata, La Izquierda y el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes o el FDP votan juntos. La Izquierda y el SPD parecen dispuestos a sumarse al FDP, pero la CDU, en contra de una resolución de la cúpula federal del partido, y Los Verdes se han mostrado reacios.
De no conseguirse la disolución, Kemmerich ha dicho que presentará una moción de confianza para, al perderla, dar vía libre a nuevas elecciones. Entre la propuesta de la disolución del Parlamento y la votación de la misma tienen que transcurrir al menos once días, y como máximo treinta, y, si esta es aprobada, tienen que celebrarse elecciones en los setenta días siguientes.
las excusas de kemmerich Un día después de su elección, Kemmerich defendió la versión de que su candidatura era testimonial, para mostrar que en Turingia había una fuerza de centro al lado de la AfD y La Izquierda, y que no esperaba los votos de los radicales a los que ahora acusa de haber recurrido a un "truco pérfido". No obstante, como se ha criticado incluso desde su propio partido, Kemmerich habría tenido la posibilidad de rechazar la elección.
Por parte del SPD, el copresidente del partido Nobert Walter-Borjans opinó que Kemmerich no se puede mantener en el cargo ni siquiera en funciones, pues fue elegido por "los enemigos de la democracia". Asimismo, Walter-Borjans anunció que se ha convocado para mañana una reunión de las cúpulas de la gran coalición de Gobierno para tratar una crisis que, afirmó, "no sólo es una cuestión regional, sino una amenaza para la democracia y para el buen nombre de nuestro país".
La presidenta de la CDU, la ministra de Defensa Annegret Kramp-Karrenbauer, se desmarcó de la decisión del partido en Turingia de votar por Kemmerich y aseguró que ello había ocurrido contra la voluntad de la cúpula. Mientras tanto, el presidente del FDP, Christian Lindner, avanzó que hoy presentará una moción de confianza ante la directiva del partido, ya que necesita "una nueva legitimación".