Roma - Luigi di Maio anunció ayer su dimisión como líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S), aunque no como ministro de Exteriores de Italia, apenas cuatro días antes de las elecciones regionales en Emilia-Romagna. Los malos resultados previstos en los comicios han provocado su salida del partido y ponen en riesgo la continuidad del Ejecutivo italiano ante la potencial victoria de Matteo Salvini en este bastión tradicional de la izquierda. Las razones de su dimisión son variadas, pero entre ellas destacan los malos resultados previstos para su partido en las elecciones y las continuas disputas internas del partido fundado en 2009 por el cómico Beppe Grillo. Las últimas encuestas dan un apoyo de solo el 7% al grupo antisistema en esta región, muy lejos del 23,5% alcanzado en las generales de 2018 que les convirtieron en la formación más votada del país. Unos resultados que, de confirmarse, constatarían la sangría de votos que sufren los de Di Maio desde que anunciara su coalición con la extrema derecha de la Liga.
La formación que dirige a nivel nacional Matteo Salvini es, precisamente, la principal beneficiada de la caída en desgracia del M5S. La coalición de derechas liderada por la Liga ya disputa la primera posición en algunas encuestas y hace peligrar la victoria de Stefano Bonaccini, miembro del Partito Democratico y líder de la coalición progresista que aspira a reeditar un Gobierno de izquierdas en una región que han gobernado durante 70 años. Una victoria de la extrema derecha en la región sería la excusa perfecta para Salvini de volver al centro de la arena política italiana. Sin embargo, el líder xenófobo y euroescéptico se ha tenido que enfrentar en los últimos tres meses pal movimiento de Las Sardinas y sus multitudinarias protestas en contra de la ultraderecha. El movimiento, surgido en la ciudad de Bolonia dentro de la propia Emilia-Romgana, es en estos momentos el principal halo de esperanza para contener la llegada de Salvini. - Aquí Europa