Bruselas - El primer ministro británico, Boris Johnson, ha encajado su primera derrota desde su abultado triunfo en las elecciones del 12 de diciembre, donde logró la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. Una mayoría de la que no goza en la Cámara de los Lores, encargada de darle su primer revés aprobando una enmienda para el conocido como Esquema de Solicitud de Estatuto de la UE. Mediante él, los ciudadanos comunitarios podían solicitar un documento legal de residencia hasta el 30 de junio de 2021. La enmienda prevé eliminar este tope temporal para evitar que las personas que no lleguen a tiempo de solicitar el documento queden en un limbo legal. Recoge, además, que la confirmación llegue a través de una prueba física y no solo un correo electrónico.
El impulsor de la medida, el liberaldemócrata Jonny Oates, ha defendido que sin este documento en papel, los ciudadanos comunitarios estarán en desventaja con los británicos en temas cotidianos como coger un avión o aspirar a un puesto de trabajo. Sin embargo, Brandon Lewis, ministro de Interior, avisaba ayer tras el escrutinio de que la medida será tumbada porque el esquema actual "garantiza a los ciudadanos de la UE un estatus seguro y digital que no puede ser robado ni perderse".
"Los Lores están en lo cierto. Como expliqué la semana pasada a Steve Barclay (secretario del brexit) una prueba física de estatus es esencial. Se prometió que tendrían la posibilidad de imprimir el documento", reaccionaba Guy Verhofstadt, líder del grupo del brexit en el Parlamento Europeo. Sin embargo, la mayoría de los euroescépticos en Westminster podría revertir esta enmienda de la Cámara Alta.
A vueltas con el calendario La semana que viene el Reino Unido dice, finalmente, adiós a la UE tras dos años y medio de negociaciones con Bruselas y tres derrotas del Acuerdo en el Parlamento británico.
Han sido meses de mucha atención mediática y mucha intensidad política en torno al brexit. El propio Jean-Claude Juncker, anterior presidente de la Comisión Europea, reconocía a finales de su mandato que ha sido el tema que más "tiempo y energía" le ha ocupado. Pero la marcha definitiva no marca el final de túnel, más bien abre otro camino que amenaza con ser, incluso, más hostil a ambos lados del canal de La Mancha.
Tras la salida se abre el capítulo del periodo transitorio, que establece el calendario para negociar la relación futura. Aunque es prolongable, Boris Johnson ha prometido que no negociará más allá del 31 de diciembre de este año. Un calendario que en Bruselas califican de insuficiente y que dejará muchos flecos pendientes entre los aliados históricos.
June Mummery, eurodiputada del Brexit Party, sorprendía ayer con un tuit en el que reconocía los efectos de la salida de su país_ "Asisto a la penúltima sesión de la comisión de Pesca con los eurodiputados británicos. La gran pregunta ahora es, ¿quién estará aquí para pedir cuentas a estas personas que continúan controlando aguas británicas si no hay representación del Reino Unido?".
La pesca será uno de los temas que deben reformular Bruselas y Londres junto al comercio, el transporte, la seguridad o los derechos de los ciudadanos. Y el cronómetro es muy ajustado. Bruselas ha informado de que "comenzará las negociaciones lo antes posible, pero no ante de finales de febrero o comienzos de marzo".