Estrasburgo - Ayer los eurodiputados británicos se despedían de Estrasburgo, la ciudad alsaciana donde se celebran las sesiones plenarias de la Eurocámara, pues el 31 de enero saldrán oficialmente de las instituciones por el brexit. Este mes se termina la relación del Reino Unido con un Parlamento Europeo al que también contribuyeron a construir los británicos en gran medida durante más de cuarenta años, pese a que en los últimos tiempos el foco se haya centrado en el eurodiputado eurófobo y agitador del UKIP Nigel Farage.
La cara más visible del legado es el único presidente británico de la historia del Parlamento Europeo, el conservador Henry Plumb (1987-1989), cuya frase más recordada cobra a día de hoy gran significado: “Nací británico pero moriré europeo”.
Plumb fue agricultor antes de meterse en política y supo dar la vuelta a las reticencias endémicas de Londres con Bruselas. En el Reino Unido, el cultivo agrícola representaba una parte nimia de la economía y dado que el 60% del presupuesto comunitario se dedicaba a ayudas al sector primario en los países miembros, Londres consideraba que estaba contribuyendo demasiado para lo que recibía. Detrás de ese saldo negativo para los británicos se enmarca también la famosa frase de la exprimera ministra, Margaret Thatcher, que cuenta con una sala con su nombre en la Eurocámara de Estrasburgo: “Quiero mi dinero de vuelta”.
La dama de hierro se mostró europeísta durante su mandato en sus intervenciones de la época ante el pleno. Y eso que por entonces el francés François Mitterrand le dedicó la frase: “Tiene los ojos de Calígula y la boca de Marilyn Monroe”.
Aunque antes de hablar de “divorcio” británicos y proeuropeos ya se lanzaban dardos envenenados en público y en privado, el tono en la Eurocámara subió en los años previos al brexit. - Efe