Londres - El Reino Unido identificó ayer a los presuntos responsables del ataque contra el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en Salisbury, centro de Inglaterra, como dos oficiales del servicio de inteligencia militar de Rusia, el GRU. La Policía británica y la Fiscalía cree que los ciudadanos rusos Alexander Petrov y Ruslan Boshirov son los supuestos responsables del envenenamiento de los Skripal el pasado 4 de marzo con Novichok, agente nervioso de fabricación militar rusa. Tanto Scotland Yard como la primera ministra británica, Theresa May, facilitaron ayer detalles minuciosos sobre los movimientos de los dos individuos tras su llegada al Reino Unido el pasado 2 de marzo -dos días antes de atacar a los Skripal en Salisbury- y su partida de regreso a Moscú la misma jornada del envenenamiento.

En el ataque, el policía británico Nick Bailey resultó también herido pero, al igual que los Skripal, consiguió recuperarse. Los Skripal enfermaron después de tocar la manilla de la puerta principal de su domicilio, que había sido contaminada con el agente nervioso altamente nocivo. Scotland Yard indicó ayer que es posible que Petrov y Boshirov sean seudónimos y comunicó que se ha cursado contra ellos una orden de arresto europea, con fines de extradición al Reino Unido, en caso de que ambos viajen a algún país europeo, ya que Rusia, en virtud de su constitución, no entrega a ciudadanos rusos.

El caso Skripal ha provocado una crisis en las relaciones anglo-rusas, después de que Londres expulsase hace unos meses, como represalia, a 23 diplomáticos rusos, medida que fue respondida por Rusia con la retirada de varios funcionarios británicos.

Según afirmó la primera ministra en una concurrida Cámara de los Comunes, esta no ha sido una operación cualquiera, sino que “casi seguro” ha sido aprobada “al más alto nivel del Estado ruso”.

Además de los Skripal, la británica Dawn Sturgess murió en julio tras resultar envenenada también con Novichok en la localiodad de Amesbury, cerca de Salisbury, tras ponerse en la muñeca perfume que su pareja, Charlie Rowley, había encontrado abandonado en un contenedor de basura, pero que en realidad contenía el letal agente nervioso. - Efe